Aquellos censores

Hasta 1977 no se derogó la ley que obligaba a todos los medios a publicar lo que ordenaba el Gobierno

Hasta el año 1977, con la ley sobre la libertad de expresión promulgada por el gobierno de Adolfo Suarez, no fue derogada la ley de prensa de 1938, que obligaba a todos los medios a publicar lo que ordenaba el gobierno. Fue probablemente uno de los grandes hitos de la libertad en nuestro país y logró la ruptura con la censura dictatorial vivida previamente. Pero parece que aquellos que quieren derribar la transición española pretenden hacerlo recuperando algunos de los baluartes del totalitarismo, así que ha llegado el momento de refundar el Ministerio de la Verdad.

Uno empieza a no entender como gente tan joven no deja de proponer cosas tan viejas. El hecho de usar anglicismos como "fake news" no esconde que la calificación de falsa o verdadera solo corresponde a los tribunales, y para eso tenemos leyes que nos protegen. No queremos revivir los tiempos de los censores que decían como sí o como no debía redactarse la información, en función de los deseos del gobierno. Para eso ya pueden emitir los departamentos de comunicación de cada partido político sus notas de prensa correspondientes, pero hasta ahora no se entrometían, o al menos lo disimulaban, en la confección final de las noticias. Si realmente les preocupa la injerencia de esas noticias falsas por parte de terceros países, como ya aparecieron en las elecciones norteamericanas de 2016 o en las revueltas catalanas de 2017, las acciones deben ser más exhaustivas. Por ejemplo, impidiendo que otras naciones poco democráticas financien a partidos políticos de extrema izquierda o de extrema derecha, con el fin de crear conflictos e inestabilidad permanentes.

La llegada de internet y la elección individual de los canales de información han sido, sin duda alguna, uno de los grandes logros de la globalización. Gracias a ello los gobiernos de las democracias pueden seguir alternándose, sin que sus medios de comunicación afines puedan imponer a sus lectores u oyentes las noticias, so pena de perderlos irremediablemente. Por ello estas ideas tan pueriles de controlar la información solo puede chocar con las bases de las políticas de la Unión Europea, como así ha sido en sus primeras maniobras. Está claro que seguirán intentándolo, porque como dice el refranero "cuando un tonto coge un camino, el camino se acaba y el tonto sigue", pero la vergüenza ajena como país que nos hacen pasar empieza a ser excesiva.

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