Diccionario de campaña

La ciudad, 530 años después, espera alcalde

La alcaldía es quizá el honor máximo al que puede aspirar un político, incluyendo la presidencia del Gobierno, aunque pocos lo cambiarían. Nada como ser el alcalde de tu ciudad, y quizá dejar la huella. 

Bloquismo.- Hoy dos bloques se disputan el gobierno de la ciudad, reemplazando al viejo bipartidismo. PP+Ciudadanos+Vox frente a PSOE+Adelante Málaga+Málaga Ahora. Aunque haya un alcalde del PSOE o alcalde del PP, será alcalde del Bloque Derecha o del Bloque Izquierda. Por más que el candidato de Ciudadanos tratara de abrir una oportunidad al centro, los vetos parecen llevar al bloquismo. Los tecnócratas siempre han preferido defender que la gestión manda sobre la ideología, pero la ideología siempre ha sido determinante en la forma de interpretar, diseñar y dirigir la ciudad. Y vienen tiempos de ideología recrecida en el duelo derecha vs. izquierda.

16.- Es el concejal que da la mayoría absoluta. Cuatro años atrás, durante buena parte de la noche caía de un lado, y al final cayó del otro. El 16 se esperará hoy como se espera un número para cantar ¡bingo! y llevarse el premio del poder. ¡El 16!

Alcaldía.- Quizá el honor máximo al que puede aspirar un político, incluyendo la presidencia del Gobierno, aunque pocos lo cambiarían. Nada como ser el alcalde de tu ciudad, y quizá dejar la huella. Todos los alcaldes han dejado alguna huella desde el primer corregidor de Málaga, designado en 1487 por los Reyes Católicos, que fue Garci Fernández Manrique. El Cabildo Municipal se constituyó el 26 de junio de 1489 y desde entonces han pasado 81 alcaldes por ese honor. Los nombres van cayendo en el olvido, pero la ciudad continua. Hoy un universitario no sabe quién fue Pedro Aparicio; y en dos décadas eso mismo sucederá con de la Torre. Pero son dos alcaldes que, aun sin saber irse a tiempo, han dejado una huella profunda en Málaga. Siempre es así. Esta noche la cifra de alcaldes seguirá ahí o correrá a 82.

Ciudad.- La ciudad es el espacio más genuino de la especie. Los hombres damos formas a la ciudad, y la ciudad nos da forma a nosotros. Las naciones tiene algo de artificio, y tanto más los estados, pero las ciudades son la invención más definitivamente humana, como dice Renzo Piano: “La ciudad es una invención; es más, ¡es la invención del hombre! La ciudad no es algo virtual, sino físico, porque está llena de humanidad”. La condición humana se materializa en el cerebro y en la ciudad. Es verdad que las ciudades, como censuraba Thoreau, a menudo son miles o millones de personas viviendo en soledad. En Málaga, 569.005. Y, sí, a veces se lee la noticia de un anciano que llevaba semanas muerto; pero hay mucho más que soledad. La ciudad es un anhelo común, o muchos anhelos comunes. ¿Se vota igual ganando 3-1 al Zaragoza que perdiendo 1-3? La ciudad –cierto puritanismo estableció la idea de que Dios creó el paraíso, y la ciudad es el producto de Caín– es un espacio de perdiciones, pero también de los auditorios, los bares, las universidades, los escaparates, los hospitales, las librerías… Al cabo, como escribió Italo Calvino, autor de un clásico formidable como Las ciudades invisibles, “de una ciudad no disfrutas siete o setenta y siete maravillas, sino la respuesta que da a una pregunta tuya”. Algunas respuestas tendrán que esperar a saber qué bloque suma el concejal 16.

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