La tribuna

La comunicación empresarial en tiempos difíciles

ES un hecho que la crisis económica y las alternativas que se presentan, los datos de paro, las empresas que cierran, la convocatoria de movilizaciones, la celebración de foros y un sinfín de otros elementos de una compleja estructura social y económica oscurecen otras muchas necesidades que parecen menos perentorias en estos tiempos difíciles. Es el caso de la comunicación empresarial, que puede tratarse, principalmente, tanto desde una visión de la empresa en sí o desde las organizaciones empresariales. Me referiré a estas últimas en un intento de hacer algo de luz sobre las posibilidades que presenta para las mismas asociaciones y sus miembros.

La comunicación para estas organizaciones -como es el caso de la Confederación de Empresarios de Málaga (CEM)-, debe permitir, en primer lugar, la unidad de los mensajes que se difunden tanto en el interior como fuera de la organización, respondiendo así a un plan de comunicación que, de vocación estratégica, debe dar respuestas al día a día.

Así, hay mensajes generales que se repiten ocasionalmente pero que son los verdaderos principios inspiradores de la organización: unidad e independencia empresarial, diálogo social y defensa de la libre empresa en una economía de mercado. Estos son los principios, pero es cierto que hay otros conceptos que en el transcurso del tiempo se van incorporando, son los casos de la transparencia, la Responsabilidad Social Empresarial, la Innovación y algunos otros. Después, sin duda, está la actualidad de cada jornada que nos obliga a opinar sobre un amplísimo número de asuntos, sobre todo económicos y sociales.

Modernizar los sistemas de comunicación, incrementar la participación empresarial, ganar en coordinación con otras asociaciones, administraciones y entidades de toda clase, son algunos de los objetivos que deben perseguirse desde las organizaciones empresariales que, en España, seguimos un modelo que se corresponde con las escalas nacional, regional y provincial y que, además, está muy interrelacionado con el entorno social, aunque siempre habrá que hacer más en esta dirección.

Las tareas que se desarrollan desde los departamentos de comunicación de las organizaciones empresariales son muy variadas: desde notas y comunicados a ruedas de prensa, relaciones externas, comunicación interna, seguimiento de medios, documentación, publicidad, intervenciones públicas...

Por lo que respecta a las relaciones con los medios, el objetivo debe ser el de facilitar información veraz y opiniones libres sobre el asunto de que se trate, procurando satisfacer las demandas de los periodistas y mejorando las emisiones de toda clase que tienen su origen en la organización.

Los SMS, las páginas web, los argumentarios, las intranet, el seguimiento de la información de los medios digitales, las últimas tecnologías aplicadas a la documentación, la formación para la comunicación... son nuevos campos que no podemos dejar en modo alguno desatendidos o para mañana, es hoy cuando debemos ponerlos a nuestro servicio si, realmente, aportan algún valor añadido.

Como no puede ni debe ser de otro modo, cada vez se exige más de nosotros -los periodistas al frente de los departamentos de comunicación- porque la sociedad plantea demandas a cada instante. Pero, además, los profesionales nos encontramos en una posición no por difícil menos atractiva, coadyuvamos con nuestra profesionalidad a las relaciones de los medios y las organizaciones, y esta labor aporta indudables beneficios para ambas partes, no siempre reconocidos. Las relaciones laborales, la interlocución con las administraciones públicas, la participación en el amplio escenario social en el que los empresarios participamos son producto, también, de la intermediación de los profesionales de la comunicación.

Ahora, en estos tiempos de crisis, unos tiempos ciertamente difíciles, la información y las opiniones de las organizaciones empresariales contribuyen muy decisivamente a buscar soluciones, consensos, unidad de esfuerzos y, lo que es muy importante, generar confianza en una sociedad que la necesita para creer en sí y en sus inmensas posibilidades. La comunicación, en este primer cuarto de hora del siglo XXI, es global, y las organizaciones empresariales, que agrupan a empresas en las que una de sus señas de identidad debe ser la proyección internacional, cobra una especial importancia para los empresarios en general.

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