el triciclo

Javier Cintora

El control del gasto

CASI 3,5 millones de euros. Ésa es la cantidad que costaron las instalaciones que en su día acogieron los puestos del mercado de Atarazanas y que en las próximas semanas serán demolidas por un montante de unos 173.000 euros. La operación es solo un ejemplo de la alegría y de la falta de control con la que las administraciones han empleado durante años el dinero de los contribuyentes. Ahora, cuando los ayuntamientos se encuentran con el agua al cuello y cuando se analiza hasta el último detalle cualquier partida presupuestaria, resulta irritante echarle un vistazo a la hemeroteca y ver proyectos e inversiones de muy dudosa justificación. Que se lo pregunten a los castellonenses y su aeropuerto sin aviones en el que se ya se han gastado 30 millones de euros en publicidad. Los mismos que han sido protagonistas del derroche, los que en la época de vacas gordas se gastaron todo, salen ahora a anunciar medidas de ahorro y de control del gasto público. Los alcaldes y los concejales no son ajenos a lo ocurrido. En la época de bonanza y de crecimiento económicos, numerosos ayuntamientos realizaron inversiones faraónicas, incurrieron en gastos de nuevos ricos e inflaron sin ningún tipo de previsión sus plantillas, en la mayoría de los casos por puro electoralismo. Ahora, cuando ni se atisba la salida a la crisis, todos los mensajes apelan a una política económica de restricción. Resulta evidente que no siempre los ayuntamientos han aplicado la política de austeridad que correspondería a la gestión de las cuentas públicas y que en los últimos años no son pocos los casos de derroche que se han producido por motivos electoralistas. Del derroche y la alegría se ha pasado a mensajes en los que se repite hasta la saciedad la palabra austeridad y control del gasto. Qué pena que no se hiciera antes.

MÁS ARTÍCULOS DE OPINIÓN Ir a la sección Opinión »

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios