No convenceréis

Esperemos que los libertarios y los que les apoyan dejen alguna vez en paz a los ciudadanos

La pasada semana tuvo lugar en la Universidad de Sevilla un nuevo asalto a la libertad de expresión, hecho al que empiezan a tenernos acostumbrados aquellos que odian la democracia como base de sus principios. Pero la historia nos demuestra que todos estos intentos de someter al pensamiento universitario, que debe ser universal por su propia esencia, han sido siempre infructuosos.

Fue el 12 de Octubre de 1936 cuando las palabras de Miguel de Unamuno trataron de ser cercenadas en la apertura del curso académico en Salamanca. Él era rector y contaba con un enorme prestigio tanto nacional como internacional, y a pesar de ello el General Millán Astray trató de hacerle callar sin más estrategia que arengar a las masas e insuflar eslóganes del tipo "mueran los intelectuales". Pero las frases de Unamuno de "venceréis, porque tenéis sobrada fuerza bruta, pero no convenceréis porque convencer significa persuadir. Y para persuadir necesitáis algo que os falta en esta lucha, razón y derecho" serán las que queden grabadas para la eternidad.

Por entonces fueron esas ideas fascistas las que trataban de imponer el pensamiento único, pero ¿son acaso menos fascistas los que lo hacen hoy con una violencia similar y con la misma falta de argumentos? Cuesta pensar que el desarrollo intelectual quepa en una sociedad donde no se confronten las ideas, pero confrontar no es enfrentar y algunos llevan asemejando ambos términos demasiado tiempo. Por ello cuando el propio Rey de España pidió en su visita de la pasada semana a Málaga un mayor apoyo a los investigadores y a la innovación, cabría indicar que ello no se hace sólo con fondos económicos sino con la creación de un entorno intelectual que permita el debate científico y la libertad de pensamiento. Desde él siempre se podrán abrir paso tanto el conocimiento como la investigación y la transferencia. Pero mientras siga habiendo individuos que quieran imponer lo que se deba decir en nuestras universidades, no nos extrañe que la fuga de cerebros se intensifique.

Por tanto esperemos que los libertarios y los que les apoyan dejen alguna vez en paz a los demás ciudadanos, aprendan un poco de respeto y sepan lo que es pensar con amplitud de miras. Mientras el resto seguiremos cuidando y empoderando nuestra democracia, porque como decía Theodore Roosevelt, "una gran democracia debe progresar o pronto dejará de ser o grande o democracia"

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