La cuarentona en cuarentena

En cada paso de acercamiento al radicalismo, las pruebas a superar son mayores

La Constitución Española acaba de cumplir 41 años, y nuestra querida cuarentona se encuentra hoy más atacada y menospreciada por las minorías radicales que nunca. Era sorprendente ver, el día de su celebración, a jóvenes encapuchados arrancar bancos y destrozar el mobiliario urbano para arrojarlo sobre hogueras donde ardían los ejemplares de nuestra Carta Magna. Y no contentos con ello se atrevían a llamar fascistas a los que les reprendían, cuando las imágenes históricas del fascismo quemando libros, en la noche de los cristales rotos, hoy las representan ellos perfectamente.

La actitud con la que el independentismo y la ultraizquierda están apoyando a estos grupos violentos es muy preocupante. Y el hecho de haberles elegido como socios preferentes para formar el gobierno de España comienza a dar signos de una irresponsabilidad histórica. No puede desearse una presidencia a cualquier precio, y eso no hay que ser muy inteligente para darse cuenta de ello. Sin embargo, en cada paso de acercamiento al radicalismo, las pruebas a superar son mayores: de no hablar de independentismo a ceder ante él, de no hablar de referéndum a hacerlo, de no negociar con terroristas a pactar los presupuestos autonómicos con ellos. Y todo a cambio de sus votos en el Congreso, ¿qué precio se habrá pagado finalmente el día que lleguen a un acuerdo? Esta semana nos tocará hablar de indultos y cesiones a las comunidades. Y aun queda por ver los nuevos políticos que estos partidos recomienden en el gobierno o los que ordenen cesar, porque la rendición a sus deseos está servida.

Pero la ambición es compleja de gestionar si tienes 108 diputados del PSOE y 12 del PSC. Y encima te acompaña la presión de unos correligionarios en tu partido que se llevaron 680 millones de euros y otros cercanos que están siendo juzgados por 40 millones más de las arcas públicas. Es una mochila de corrupción 36 veces mayor que la de tu contrincante político. De ahí el apoyo a la moción de censura por parte de los que ahora aceptas como socios, pero estos tienen bien tomada la medida. Una estrategia tan infantil como la que ha permitido que la mesa del Congreso tenga 6 representantes de izquierdas y 3 de derechas se le puede colar sin problema al actual Partido Popular, pero nunca a los nuevos socios radicales. Así que a los constitucionalistas nos quedan por ver "muchas cosas que nos harán helar la sangre".

MÁS ARTÍCULOS DE OPINIÓN Ir a la sección Opinión »

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios