El cuento de las 3.500 y una noches

Y llegó un momento que de Al Thani poco supimos, ni siquiera por viajes a la Rosaleda. Sólo nos dejó su rastro por twitter

E N realidad, calculo, han sido 3.506 las noches que el Málaga ha estado en poder del jeque Al Thani hasta que la jueza María Ángeles Ruiz decidió apartarle de un plumazo y al menos durante los próximos seis meses de la gestión del club. Si en los recursos que el afectado presentará se ratifica la medida. Durante casi una década hemos asistido a distintas versiones de estos cuentos orientales que tanto nos gustaban.

Llegó el sheik y frotó la lámpara maravillosa y aparecieron Pellegrini, Isco, Joaquín, Cazorla, Toulalán o incluso Van Nistelrooy. De la camiseta del equipo se caía una casa de apuestas y aparecía la Unesco. Todo idílico. Podíamos seguir frotando la lampara y entramos en la Champion. Las administraciones tendían las alfombras voladoras para visitar los despachos de las instituciones, que pretendían engatusar al rico visitante con exquisitas inversiones urbanísticas. Hasta que Al Thani también frotó la lámpara y se pidió ampliar un puerto deportivo en Marbella y de paso construir un hotel, que para eso iba de la mano del arquitecto José Seguí. El catarí demostró que era un adelantado a su tiempo. Había entendido rápido la idiosincrasia malagueña y su fascinación por las torres de nunca acabar.

Pero el árabe, que presumía de que su caballo de carreras tenía más valor en el mercado que un traspaso de Ronaldo, se cansó de poner dinero o sencillamente el Genio le cortó el grifo. Y apeló una y otra vez a que había sido objeto de toda suerte de engaños. Ni a la mismísima Sherezade habría perdonado si hubiera llegado el caso. Así que desaparecieron los jugadores de relumbrón. Y, no conforme, también esquilmó la cantera. Le habían hecho perder 150 millones de euros, alegaba.

Y de Al Thani poco supimos. Ni siquiera como Simbad, por sus esperados viajes al palco de La Rosaleda. Menos mal que de vez en cuando dejaba su rastro por Twitter. Y, eso sí, como prueba de amor por el club, dejó en prenda a la ciudad tres de sus hijos. Así que con el tiempo, el Málaga, entre convulsión y convulsión y continuos despidos de traidores a la causa, acabó en Segunda División. Que es donde se encuentra ahora por mucho que se suavice el impacto de la pérdida de categoría cuando decimos que en realidad compite otra liga, en la de Smartbank.

Y en esto que, gracias al empeño de los pequeños accionistas y del abogado Francisco Valverde, llegaron los dos autos de su señoría. Posible delito de blanqueo, administración indebida y administración desleal. Una sociedad instrumental para desviar fondos. Los niños, que también había que mantenerlos. En definitiva, la jueza casi reescribe Alí Babá y los 40 ladrones. Y por ahora, este cuento se ha acabado.

MÁS ARTÍCULOS DE OPINIÓN Ir a la sección Opinión »

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios