El cuento del tercer hospital

Desde 2005 consejeros y presidentes de la Junta han prometido terceros, megas o macros centros sanitarios

Vaya por delante mi escepticismo justificado al abordar el proyecto del denominado nuevo hospital para Málaga. En poco más de diez años, este periódico ha publicado de forma destacada, y en numerosas ocasiones, noticias relacionadas con esa gran deseada infraestructura sanitaria para paliar el déficit de camas. Y los grandes titulares de esos acontecimientos informativos finalmente acabaron, como se dice ahora, en episodios más propios de fake news. Claro que cuando la historia se repite en varias ocasiones, el problema ya no es sólo del presidente o consejero de turno que te vende la mercancía averiada sino del medio de comunicación, en este caso nosotros, que una vez tras otra se lo compra.

Así que cuando la titular de Salud del Gobierno andaluz prometía esta semana abrir un centro sanitario de 800 camas en "unos seis años", y me temo que aquí el indeterminado está más que justificado, hay razones más que evidentes para la prudencia. Desde 2005 la Junta ha prometido un tercer hospital de 110 camas en terrenos del Civil. Un megahospital de 1.500 camas que alojaría un centro biomédico sin parangón con la colaboración de la industria farmacéutica. Eso sí, parte de la financiación debía obtenerse mediante una operación urbanística con terrenos del Hospital Regional. Y tres lustros después, no hay macro ni megas, ni tercer hospital, ni camas supletorios.

Además, resulta un despropósito que la consejera realice el anuncio, en el que asume el dictamen de una comisión de expertos, encargada por el propio Gobierno andaluz, sin comunicárselo al propietario de la parcela de 46.000 metros cuadrados donde se quiere levantar la infraestructura: la Diputación. En su momento, el organismo provincial, en un jugada para presionar a la Junta, le ofreció el suelo para ese centro en los terrenos anexos del Civil. No en el Materno, donde trabajan diversas entidades sociales y de investigación en el proyecto que se llama La Noria. Y, que se sepa, no hay un informe de los técnicos del Gobierno andaluz que diga que un emplazamiento es menos apropiado que el otro.

Así que el camino de la enésima promesa del tercer hospital ha comenzado mal, pero esperemos que se enderece. Lo que no puede hacer el PP es condicionar la actuación a un centro hospitalario de alta resolución en el distrito este de la capital, por más que la zona sea territorio muy propicio para agradar a sus votantes y estemos a poco más de un año de las elecciones municipales. Otra cosa son las exigencias de compromisos de financiación y calendarios de ejecución, porque con el grado de cumplimiento del Ejecutivo autónomo en esta materia, hay razones fundadas para descreer de cualquier manifestación pública. Como en el lobo, ver si esta vez se cumple el cuento del tercer hospital.

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