La ciudad y los días

carlos / colón

¿Por qué hay que darles algo?

UN Estado y un Gobierno democráticos que realmente lo sean, con toda la seriedad y la determinación que avalan la Constitución, el Derecho y los votos de los ciudadanos, no entran en el juego de los terroristas vascos ni asumen su lenguaje. Si en vez de rendición ETA habla de negociación, diálogo y acuerdos; si en vez de entrega de las armas habla de su "puesta fuera de uso operativo"; si en vez de reconocer sus crímenes y pedir perdón a las víctimas exige el fin de la "cruel política penitenciaria" y de la "conculcación de derechos que padecen los presos"; si en vez de admitir las justas sentencias de los asesinos les llaman "presos políticos"; si en vez de reconocer el irreparable sufrimiento que ha causado habla de "superación de todas las consecuencias del conflicto"; si en vez de entregarse a las fuerzas de seguridad del Estado sigue jugando con los fantasmas de la auto llamada comisión de verificación… Si este es el lenguaje y esta la actitud de la banda asesina, no cabe más que hacer oídos sordos.

Dicen quienes llaman a esta farsa proceso de paz que ETA ha perdido y está derrotada. Pero a la vez invitan al diálogo con ella sin que se rindan, entreguen las armas, admitan sus crímenes, pidan perdón y desistan de sus mentiras. Quien pierde y es derrotado no chulea a quienes supuestamente le han vencido; y mucho menos injuria a sus víctimas, igualando a los muertos inocentes con sus verdugos como "daños multilaterales".

ETA atraviesa la peor época de su larga historia, es cierto. Pero también lo es que sabe que su causa tiene un amplio apoyo social en el País Vasco y que son muchos, cientos de miles, los que consideran que es un ejército de liberación (no un grupo terrorista) que combate contra el Estado español (no ataca a la democracia asesinando); y que tiene por ello derecho a hablar con los gobernantes democráticos de igual a igual (nación vasca y nación española) en lo que se llama proceso de paz (no desmantelamiento de una banda asesina). Sabe también que el PSOE, lastrado por la herencia de Zapatero, está dispuesto a aceptar parte de este lenguaje. Que los partidos nacionalistas supuestamente moderados lo asumen por entero. Y que tiene el apoyo incondicional de los partidos nacionalistas radicales que ahora gobiernan muchas instituciones vascas. Ante esta situación suscribo las palabras de Rajoy: ¿por qué hay que darle algo a cambio a ETA?

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