Gafas de cerca

Tacho Rufino

jirufino@grupojoly.com

¿Por qué decide un jurado?

La participación de los ciudadanos en asuntos públicos es algo deseable, pero que el ciudadano sea escogido al azar para una materia en la que es lego es algo difícil de entender. Que se haga con ciertas tareas, como la de abnegado técnico en escrutinios un domingo de elecciones, puede comprenderse: es pedagógico, con responsabilidad muy limitada y crea comunidad y no requiere pericia técnica. Pero a nadie en su sano juicio se le ocurriría confiar un diagnóstico médico a una persona ajena al oficio. Por qué se confía un grupo de mujeres y hombres que traducirían Dura lex, sed lex por "Con sed, un vaso de agua" la mayor o menor condena de un asesino es algo que no cabe en cabeza, y no me meto en disquisiciones jurídicas y de derecho comparado que me cogen a trasmano y por las que no tengo interés ni curiosidad. Para eso, doctores tiene el Derecho: y jueces y fiscales. Que, a pesar de su formación específica y su experiencia, se ven suplantados por un pardillo equipo multicultural, o sea, cada uno de su padre y de su madre.

Esta semana hemos sabido que un jurado popular había tenido intensas discusiones y votaciones para dilucidar si condenaban a Rodrigo Lanza, un canalla reputado y de importación que ya dejó tetrapléjico a un policía con una enorme piedra, y que ha matado a un señor del que no le gustaron sus tirantes abanderados con un golpe también en la cabeza, por la espalda y con una manopla de hierro. Para el acto donde se decidiría si es homicidio imprudente o si, por el contrario, fue prudente, o sea, con toda la intención y la mala sangre este tipo, para el juicio, se travistió desde su uniforme antisistema (a pesar de ser nieto de un siniestro general allegado a Pinochet, Huidobro) a la pinta de un chico bueno que hace labores sociales en el distrito: "Miren qué limpito vengo, con camisa blanca y todo, señores y señoras del jurado". El policía es estado vegetativo de por vida y el hombre al que golpeó con saña en la cabeza hasta dejarlo listo también podrían haber sido miembros de un jurado. ¿Cómo puede un jurado en un asunto tan mediático y truculento decidir si es asesinato o su primo más dulce, el homicidio de alguna categoría? Es algo irracional, y hasta humillante. Ya puestos a juzgar, este hijo de mala madre de Lanza es un criminal, y que pase cuatro años en la cárcel por matar a un inocente es un despropósito. Si inhibimos a los jueces por no sé qué prurito democratizante, pues todos jueces. Y lo que hizo fue asesinar. Para tragarse el marrón de condenar están los jueces.

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