La esquina

José Aguilar

jaguilar@grupojoly.com

La desbandada de los 'indepes'

Así está el proceso: aislamiento internacional, firmeza del Estado, rechazo de la población y, ahora, grietas en sus filas

El panorama es como para salir corriendo. Me refiero al panorama que presenta el procés independentista de Cataluña: firmeza del Estado democrático, grietas en el frente de los indepes -el argot cursi no hay quien se lo arrebate-, espectacular aislamiento internacional y creciente rechazo de la población catalana ante la inminencia de un desenlace desastroso.

Resumen de peripecias de las últimas semanas. El Tribunal Constitucional ha advertido a los gobernantes, diputados e incluso altos funcionarios de la Generalitat sobre la responsabilidad penal que les espera si persisten en convocar el referéndum ilegal, y hasta las empresas que pueden ser llamadas a participar en los preparativos de la consulta fueron conminadas a informar de los encargos que reciban de los sediciosos; el chasco final de Puigdemont con la Fundación Carter y un par de exóticos congresistas USA ha redondeado la imagen de soledad mundial del Govern secesionista, que no fue recibido por absolutamente nadie que pinte algo en la escena internacional; y un reciente sondeo de la propia Generalitat ha revelado que los detractores de la independencia superan ya en más de cuatro puntos a los partidarios (en Cataluña; en España ni te cuento).

Con todo, lo más grave, para ellos, es la división inocultable que cunde en las antes prietas filas del soberanismo. Cada cual va a lo suyo ante las dificultades. Los antisistema de las CUP sólo piensan en que el referéndum se convoque ya, con la esperanza de que su prohibición desemboque en un enfrentamiento civil y un estallido de algaradas callejeras que acabe con la victoria o el martirio (ilusos que son). Los del PDeCAT, el partido más trincón en el pasado y más decadente en el presente, ya ha sufrido cuatro bajas por inhabilitación tras el referéndum anterior y ni por asomo acepta entregar nuevos corderos en el ara del sacrificio sin recompensa. Esquerra Republicana, por su parte, no acepta firmar nada en solitario, sabedor de que si no hay referéndum habrá elecciones y será el ansiado momento de colocar a su Oriol Junqueras en la presidencia de la Generalitat.

Total, que andan unos y otros tirándose la pelota y rehuyendo la tentación del heroísmo caído. "Organiza tú el referéndum, que a mí me da la risa". "No, prepáralo tú, que tienes más gracia". Qué lejos están de su patriarca Josep Tarradellas: En política se puede hacer cualquier cosa, menos el ridículo. Es hacia donde va esta tropa.

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