la tribuna

La dogmatización de los alimentos

UN dogma es una verdad, y hay formas de conseguir que una mentira sea verdad a base de repetirla. El poder de la mente es desconocido por mucho que la medicina haya avanzado. Hemos llegado a la Luna y disponemos de grandes inventos, pero el cerebro humano todavía no es dominado ni por los psiquiatras, ni psicólogos ni neurocirujanos. Es el gran reto de la medicina. Creo que estamos sufriendo la influencia de la psicomagia en el consumo de los alimentos, pues el bombardeo al que estamos sometidos tiene algo de esta magia.

Los alimentos ingeridos son digeridos y preparados para su absorción por nuestro tracto gastrointestinal, pasan a sangre y se distribuyen. Todas nuestras vísceras se ponen a trabajar y cada vitamina, mineral, proteína, grasa, hidratos de carbono... ejercen su función y lo que sobra se elimina. Es decir, que por mucha vitamina C que tomemos, el organismo va a asimilar sólo la que necesita, y así en todo, con raras excepciones en que el alimento se puede acumular.

Los profesionales de la nutrición se encargarán de armonizar el consumo de nuestros alimentos y como los alimentos se pueden considerar como medicamentos puesto que nos previenen y curan enfermedades, no podemos usarlos a la ligera.

La producción de alimentos ecológicos va en aumento por la conciencia que lentamente se esta estableciendo en el ciudadano del comer sano y por otro lado, hemos ido conociendo las propiedades de cada uno de ellos.

Nos encontramos personas que comen lo que sea a la hora que sea, es decir, malcomen y por otro lado las que miran y remiran lo que compran y examinan el contenido y se estudian las propiedades. Las herboristerías están repletas de frascos, botes, envases de cantidad de productos para todo y que muchos de ellos no deberían estar, sino en manos de los profesionales farmacéuticos, porque son más medicamentos que suplementos alimenticios, pero esto es otra historia.

Como una persona dogmatice, cada alimento y su alimentación, la base en las propiedades de cada uno de ellos, la neurosis está servida. Está claro que hay que comer sano, pero no con lupa.

Hoy día disponemos de una gran información y propaganda sobre el consumo de nuestros alimentos, pero no estamos preservados de ser engañados, ya sea directamente o por internet y el gran culpable como casi siempre es el estado que permite la propaganda engañosa. Se sabe que una de las causas de las enfermedades es debido a lo que comemos, bebemos e inhalamos. El aumento del cáncer ha motivado que la gente esté más alerta y las casas comerciales productoras de alimentos afinan, pero la ignorancia de la gente en el tema nutricional es enorme y al no existir cultura, somos fácilmente engañados. Esta situación conflictiva hace que muchas personas lleguen al extremo de dogmatizar sus informaciones sobre los alimentos, llegando a desarrollar verdaderas obsesiones en sus formas de compra.

Si el estado tuviera un control de calidad serio en los productos alimenticios y asegurara el consumo utilizando el conocimiento bien aprovechado de los médicos, farmacéuticos y veterinarios, otro gallo nos cantaría.

Creo que llegaremos a convencernos de que como el alimento es el mejor medicamento, desembocaremos en el consumo de productos ecológicos acreditados. Pero, ¡qué trabajo está costando introducir estos productos en nuestra sociedad cuando la evidencia de su calidad y seguridad está demostrada!

Pero tampoco nos debemos obsesionar con el tema, ni enfocar nuestra vida en función de lo que es mejor para el cuerpo. Todos los nutrientes están en los productos que nos proporciona la naturaleza en cada estación. El creador lo tenía bien pensado y nos proporcionó los productos necesarios, procedentes del reino animal, vegetal y mineral para la salud de nuestro organismo, para mantenernos sanos. El hombre se ha encargado de modificarlos y alterarlos.

A las personas obsesionadas por su alimentación y que han desarrollado cierta ansiedad por el tema les recomiendo, simple y llanamente, que se procuren una red de abastecimiento de productos ecológicos, aunque sean más caros y si no se los puede costear que en su dieta impere la fruta pelada, la verdura enjuagada con unas gotas de lejía (su farmacéutico le puede orientar ), el pescado congelado o fresco garantizado. Con respecto a las legumbres hay que hacer un acto de fe, confiando en que hayan crecido con las mínimas cantidades de productos químicos, y con respecto a la carne también debemos hacer un acto de fe de que no contienen hormonas, pero de ello confiemos en que nuestros veterinarios estén ejerciendo una buena vigilancia. Pero teniendo una dieta variada, todo es bueno y no necesitamos nada más, el organismo es sabio y sabe aprovechar y compensar.

Cada vez que se descubre una propiedad en un alimento, se pone de moda y todo el mundo a consumirlo. En los últimos años, se han puesto de moda las nueces, almendras, pescado azul, aceite de oliva, frutos secos, etc. Ahora le toca el turno a las granadas que parece que actúan contra el cáncer de próstata. Todo esto está muy bien, pero para un organismo sano tan bueno es un par de huevos fritos como tres nueces al día. Hay que comer de todo con mesura y los alimentos de temporada y punto.

Como vivimos en una total indefensión con respecto a lo que comemos, no nos queda más remedio que la fe, pero sin caer en la obsesión ni en que cada descubrimiento nos va a salvar la vida.

Que tu alimento sea tu medicamento y tu medicamento, tu alimento.

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