Contra las elecciones anticipadas

Es de destacar la prudencia y moderación que ha mantenido el presidente de la Junta, Juanma Moreno, en este tema

Nunca he entendido muy bien la facultad discrecional de algunos presidentes para disolver a su capricho el Parlamento y convocar elecciones anticipadas, y más cuando no existe propiamente un bloqueo que lo provoque, siendo la causa última estrictamente política. Si los alcaldes de los ayuntamientos y muchos presidentes de autonomías, hasta hace poco, no tienen esa potestad, ¿por qué sí gozan de ella otros? Lo dicho viene a cuento de la decisión del presidente de Castilla-León de adelantar las elecciones a febrero, cuando la epidemia arrecia y los ciudadanos, más que votar, lo que demandan son esfuerzos en proteger su salud y procurar la mejora económica en un escenario global de incertidumbre.

No hace falta un conocimiento profundo de la política castellano-leonesa para intuir razones de pura oportunidad partidista en esta decisión sorpresiva, que no sorprendente, del presidente Mañueco, con la sombra de Génova detrás. El débil liderazgo de Casado necesita solidificarse a base de pequeñas batallas antes de la guerra verdadera, por lo que los intereses generales de cada región quedan sometidos al cálculo electoral de los gurús de turno en una práctica que, aunque comunmente aceptada, no deja de ser decepcionante.

Como ocurrió con el antecedente exitoso de Madrid (los más castizos ya hablan de hacerse un Ayuso), aquí también se ha utilizado el espantajo de la moción de censura para autoafirmarse en la ruptura, aunque me temo que con menos éxito de crítica y, ya veremos, de público. No parece que Ciudadanos, en pleno declive y buscando listas conjuntas para paliar su seguro descalabro, esté para muchas traiciones. Con el sainete de Murcia y sus desvastadoras consecuencias ya tienen bastante.

A todo esto, es de destacar la prudencia y moderación que ha venido manteniendo el presidente de la Junta, Juanma Moreno, en este tema. Andalucía es hoy, posiblemente, el gran campo de batalla para el futuro de casi todos, y los buenos augurios demoscópicos avalarían el adelanto que sin ningún disimulo le piden desde Madrid. Hasta un indecente episodio en forma de grabación le han puesto delante para justificarlo, y también por la derecha le han tumbado el presupuesto. Pero, toquemos madera, parece que la legislatura se alargará, al menos, hasta la primavera, que no otra cosa interesa a los sufridos ciudadanos, los que le han votado y los que no piensan hacerlo.

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