LA ministra Ana Mato ya no habla de violencia en el entorno familiar para referirse a los crímenes de género. Es un avance, como lo es que públicamente declare la violencia de género una prioridad de prioridades. El lunes se detuvo en la explicación: "la violencia que un hombre ejerce sobre una mujer en una relación afectiva y fundamentada en una discriminación". Por si alguien pudiera pensar que no estaba suficientemente documentada.

Ana Mato quiso señalar que su ministerio se propone" trabajar y trabajar y trabajar para erradicar una lacra que afecta a toda la sociedad" y para caminar hacia unas relaciones de igualdad entre hombres y mujeres.

Difícil se lo ha puesto a su recién nombrado secretario de Estado de Servicios Sociales e Igualdad, Juan Manuel Moreno Bonilla, al que se le va a exigir, como él mismo ha señalado, hacer más con menos y optimizar recursos. Esperemos que pese a los dramáticos ajustes ministeriales anunciados y los que nos aún están por anunciar, el Ejecutivo de Rajoy tenga claro que trabajar contra la desigualdad de género es algo muy costoso porque afecta a la estructura misma de la sociedad en su conjunto y no depende solo de una Dirección General o de un secretario de Estado. La determinación ha de ser de todo un Gobierno, y aún así los resultados son lentos. Si hay algo que no se le puede reprochar al anterior ejecutivo de Zapatero es todo el trabajo realizado en esta materia, y sin embargo, los datos cantan, 60 mujeres muertas en 2011.

No coincido con Ana Mato cuando dice que la lucha contra la violencia de género no es cuestión de ideología. Detrás del concepto de igualdad hay una clara ideología feminista que no siempre es aceptada dentro de los partidos políticos. Un ejemplo claro es que muchas feministas militantes de partidos políticos de izquierdas tuvieron que luchar lo suyo para conseguir que el problema entrara en las agendas políticas, que sus compañeros de partido comprendieran que una democracia plena no es posible sin igualdad. Me consta que dentro del Partido Popular hay mujeres que han dado la batalla y la siguen dando a favor de la igualdad y contra la violencia machista, y que no siempre se han sentido arropadas.

Otra cosa es que la ministra lo que quiera trasmitir es que todos los partidos han de estar unidos contra la violencia machista, o que el cambio de gobierno no tiene por qué afectar a las medidas que puso en marcha Zapatero o a las leyes que impulsó, incluida la de igualdad recurrida ante el Tribunal Constitucional por el Partido Popular. En fin, que no es lo mismo ser oposición que gobierno.

Si el Ejecutivo de Rajoy trabaja por la Igualdad, se verá. De momento, hay que esperar más allá del inicio de la primavera y de las elecciones andaluzas, por razones obvias.

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