Confabulario

Manuel Gregorio González

L os estrategas

SALVO sorpresa en la investidura de ayer, ha llegado de nuevo la hora de los estrategas. Con lo cual, los partidos se disponen a despellejar al adversario con un ojo puesto en el CIS y otro en los tribunales de Justicia. Los más madrugadores han sido los del PP, que ya han dicho, por boca de Andrea Levy, que Ciudadanos está apoyando el plebiscito catalán, a cuenta de su pacto con el PSOE. Por su parte, la juventud podemita ha señalado al PSOE como partido de la caverna, mientras los integrantes del pacto guardan una leve circunspección en tanto se resuelve o no la investidura. En el frente catalanista, sin embargo, han descubierto que El Cid era catalán, de modo que no se sabe si nos dirigimos a otra afrenta de Corpes o es sólo que el señor Puigdemont estrena yelmo y celada.

Todo esto, ya digo, resulta muy entretenido y nos va a tener boquiabiertos de aquí a los idus de junio (si no hay sorpresa el viernes, insisto). No obstante, me gustaría señalar dos hechos relevantes, aparte el enfado de Podemos con Pedro Sánchez. Un primer hecho es que fue Rajoy quien no se presentó a la investidura (bien es cierto que por falta de apoyos), y que la corrupción levantina ha menguado notablemente sus opciones. Un segundo hecho es que Ciudadanos ha propiciado una salida al PSOE del espinoso pacto de izquierdas que proponía Iglesias. Un tercer asunto, no mencionado antes, pero estrechamente vinculado a los anteriores, es que sólo estas tres fuerzas garantizan una solución constitucional a las plurales arcadias nacionalistas que hoy nos acucian. De todo lo cual, sin embargo, no se deduce nada, a pesar de lo obvio y lo determinante de sus implicaciones.

Y no se deduce nada porque los partidos, porque sus estrategas, ya han vuelto a la tarea de fabricar eslóganes. Ya sabemos que Rajoy es el más votado; ya sabemos que el PSOE teme el sorpasso; ya sabemos que Rivera se ha impuesto un arbitraje que quizá no le solicitaron; ya sabemos, en fin, que el problema del señor Iglesias no se apellida Sánchez, sino Colau. Todo eso lo sabemos y hasta el momento nos ha entretenido mucho. Pero, cuando en junio cesen los estrategas, ¿qué haremos? En estas situaciones es cuando uno se acuerda de don Estanislau Figueras, presidente de la I República, y de la frase con que dio fin a su mandato: "Señores, estoy hasta los cojones de todos nosotros". Dicho lo cual se levantó y se fue andando a su casa.

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