1,66 euros

Se necesita un impulso más decidido y reflexionado que el de cinco minutos delante de un micrófono

El mismo Juanito que un día cogió su Vespa para emprender un viaje sin retorno a las playas de Málaga, me confesó una tarde que la vida siempre es un viaje de ida y vuelta, del que no se libran ni los moradores de las lejanas tierras de Campanillas. Él, al que sus estudios de pignoración le llevaron a hundirse en el lodazal de las matemáticas, me razonó que 1,3 millones de viajes al año a un barrio son unos 120.000 al mes. O lo que es lo mismo, 4.000 al día repartidos entre 2.000 vecinos que siempre vuelven a sus casas, aunque estén llenas de barro. Casas en las que les espera el 90 % restante de la barriada, cabreada ante la perspectiva de que otra inundación vuelva a ponérselas patas arriba justo cuando hayan terminado de recuperarse. Un bonobús mensual de 40 euros del que les ha dispensado el Ayuntamiento de Málaga para ayudarles tras los daños del temporal Gloria y mientras arreglan sus coches. Lo que no es mucho, pero es mejor que nada. Ante la catástrofe, cualquier ayuda es buena. Aunque siempre es mejor evitarla y sea difícil decir al dueño de un suelo que allí no puede construir porque es inundable.

Juanito, que conoció al profesor Máximum Shameless cuando cursó estudios de posgrado en Estados Unidos, siempre mostró admiración por su conocimiento de la naturaleza política. Para el profesor, el mayor peligro al que se expone cualquier representante público es el contacto prolongado con un micrófono. Su presencia suele provocar contracciones musculares en la boca que les arrastran a dar las explicaciones más inverosímiles de los hechos más sencillos y ya explicados. Y he ahí el caso del gesto de la Empresa Municipal de Transporte poniendo el autobús gratis durante el mes de febrero. Ante la sencillez del acto de solidaridad, la necesidad de rellenar la comparecencia pública se materializa en una explicación peregrina: "el autobús gratis a Campanillas busca incentivar el consumo en los comercios locales". Según los responsables de la medida, esta animará al resto de los habitantes de Málaga a comprar en los comercios del barrio, donde, como todos sabemos, ninguno lo hacemos porque el 1,66 euros que cuesta ir y volver no los hace competitivos. Abordar el encauzamiento del río Campanillas, reforestar su cuenca y controlar el crecimiento urbanístico también puede ayudar, pero necesita un impulso más decidido y reflexionado que el de 5 minutos delante de un micrófono.

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