Postales desde el filo

La excepción y la regla

Sería un grave error que el PSOE perdiese centralidad cuando es un partido cuyos escaños son imprescindibles

Dirigido por una gestora con escasa legitimación, el PSOE parecía ir a la deriva hacia su decisivo e incierto congreso. Pero de forma inesperada ha logrado, al menos de momento, recuperar la centralidad política al alcanzar unos importantes acuerdos económicos con el gobierno. La subida del 8% en el salario mínimo y la flexibilización del tope de déficit en las CCAA son medidas que tendrán efectos positivos para todos. PSOE y PP han dejado abierta la puerta a nuevos acuerdos. Se supone que así es como funcionan las democracias maduras con sistemas parlamentarios multipartidistas -supongo que todo esto debe sonar arcaico en la democracia postfactual-. Hay muchos comentarios e interpretaciones sobre dichos acuerdos. Pero en cualquier caso, aunque sólo ocurra a veces, es bueno que los intereses de partidos coincidan con los de los ciudadanos. Mejor nos iría a unos y a otros si en lugar de la excepción fuese la regla.

No sé si es un acuerdo aislado o tendrá más recorrido. Probablemente, presionado por sus presidentes autonómicos, el PSOE haya hecho de la necesidad virtud. Pero, los socialistas deberían entender que ese es el camino. Sería un grave error que perdiese centralidad un partido cuyos escaños resultan imprescindibles para el buen desarrollo de la legislatura; tanto para formar mayorías de oposición, como para llegar a cuerdos con el gobierno en asuntos importantes del programa socialista. Si los socialistas cometen el error de supeditar su estrategia a pelear con Podemos la titularidad de la oposición, el ganador será Iglesias y el PP su beneficiario final. Los de Podemos necesitarían, para ser alternativa real de gobierno, pasar por un proceso similar al que el PSOE vivió en el 79. Aunque se habló del abandono del marxismo, en realidad se trataba de convertir un partido, excesivamente ideologizado y con una organización disfuncional, en una fuerza para desarrollar un proyecto reformista de izquierda en una economía de mercado. Tres años después de pasar su particular Bad Godesberg, el PSOE de González y Guerra llegó al gobierno con el respaldo de una aplastante mayoría. Pero esto es algo que no parece al alcance de Podemos ya que, por muy distintas que sean las circunstancias, se trata de un inevitable proceso de aceptación de la realidad. Algo que sigue siendo válido, por mucho que los últimos acontecimientos indiquen lo contrario. Sino que pregunten a sus hermanos de Syriza.

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