Objetivo con zoom

R. L.

La fábrica de cemento colabora con Madre Coraje

Con la instalación de un contenedor en las instalaciones de la fábrica de Málaga para la recogida de ropa, calzado, cuentos infantiles y juguetes usados por parte de sus trabajadores se pretende contribuir a la concienciación ambiental para apostar por la Economía Circular

Colaboradores de la iniciativa

Colaboradores de la iniciativa / M. H.

Fym-heidelbergcement colabora desde ayer con la ONG Madre Coraje con la instalación de un contenedor en las instalaciones de la fábrica de Málaga para la recogida de ropa, calzado, cuentos infantiles y juguetes usados por parte de sus trabajadores para contribuir a la concienciación ambiental para apostar por la Economía Circular. Esta acción se enmarca en un programa que pretende sensibilizar a todo el personal de la Fábrica de La Araña sobre la necesidad de reducir, reciclar y reutilizar los residuos.

Según Enrique Álvarez-Cascos, director de la fábrica de Málaga, “contribuir a mejorar la calidad de vida de nuestro entorno es el objetivo de nuestro Plan de Acción Social, una ambiciosa hoja de ruta que aglutina el proyecto de Economía Circular y todas las acciones que, históricamente, han vinculado a esta fábrica, una de las más modernas de Europa, con nuestro entorno, siempre con el compromiso de ser buenos vecinos”.

En palabras de Miriam Rein Lorenzale, delegada de Madre Coraje en Málaga: “alianzas como ésta con FYM HeidelbergCement nos ayudan en nuestra misión de perseguir una verdadera transformación social, de hacer posible un mundo en el que el objetivo del sistema económico sea el bien común para todas las personas, viviendo en una sociedad que respete el medioambiente y donde las personas consuman de forma responsable. Buscamos una verdadera Economía Circular”.

Tras una primera fase, centrada en impartir talleres de concienciación a todos los trabajadores propios y subcontratados de la fábrica de cemento de Málaga para dar las pautas para reducir y clasificar convenientemente los residuos que se generan diariamente --envases y papel fundamentalmente--, el programa interno de Economía Circular llega, con esta acción, a su segunda fase involucrando a otros actores sociales.

Hasta la fecha, y tras sólo cuatro meses, los datos de envases y papel separados por los trabajadores de la fábrica de Málaga son muy positivos: 1.195 kilos de papel, y 1.400 kilos de envases gracias a las papeleras amarillas y azules colocadas en todas las instalaciones

Una segunda vida para los residuos

El contenedor, situado desde esta semana en las instalaciones de la fábrica de Málaga, recogerá ropa, calzado, cuentos infantiles y juguetes usados. Se calcula que la ropa usada y los residuos textiles en general representan el 3,7% de todos los residuos domésticos y que son los que más atentan contra el medio ambiente.

Sin embargo, a Asociación Madre Coraje recicla la ropa usada enviándola como ayuda humanitaria directa cada quince días, repartiéndola gratuitamente a personas con necesidades en la provincia de Málaga, derivadas de otras entidades e instituciones malagueñas (Cáritas, Cruz Roja, Asuntos Sociales…), vendiéndola en sus dos tiendas solidarias para obtener fondos económicos para los necesitados o vendiéndola a un gestor autorizado para reciclaje y obtención de materia prima como algodón o lana, para la elaboración de otros productos.

Los juguetes, por su parte, suelen ser arrojados a los contendores de basura orgánica y tienen como destino los vertederos, creándose grandes montañas de basura que son posibles focos de infecciones. En Madre Coraje los seleccionan, siempre que no sean bélicos ni vayan con pilas, para empaquetarlos y hacerlos llegar como ayuda humanitaria a instituciones dedicadas al desarrollo integral de la infancia con las que colabora la ONG.

Además, los libros de lectura y el material escolar fabricados a base de maderas, tienen como consecuencia la deforestación de los bosques, prueba de ellos es que anualmente desaparecen en el mundo millones de árboles adultos que son talados con destino a las industrias de la celulosa. Para paliar esa situación, en Madre Coraje clasifican los libros, los empaquetan y envían a las instituciones educativas con las que trabaja la ONG, mientras que los volúmenes ya deteriorados se reciclan para papel

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