LAS Navidades en las que mis abuelos estaban aún con vida han sido las más felices de mis recuerdos. Jamás podré olvidar la satisfacción que les daba reunir a sus hijos y nietos y disfrutar con ellos de las únicas horas del año que su prole pasaba junta riendo, cantando y bailando. Su familia era su mayor orgullo.

Ahora que faltan, las cosas son bastante diferentes. Cada uno en su casaý y Dios en la de todos. Es lo mismo que les sucede a los miembros del clan Mohedano-Jurado que, sin Rocío -y, en esta ocasión de 2007 además, sin la recientemente fallecida doña Juana, madre de Ortega Cano- celebrarán las fiestas por separado. Gloria, hermana de la chipionera, me explicaba hace un par de días sus planes. "Me quedaré con mis tres hijas en Sevilla, que es donde resido. Amador sigue en Madrid y José, posiblemente, lleve a Gloria Camila y José Fernando con sus hermanos para que estén juntos. Así, entre pequeños, notarán menos la ausencia de la abuela. Antes existía un lugar adaptado a todos pero, sin ella, todo ha cambiado".

Turno ahora para los rumores y especulaciones sobre si las razones de esta situación son las que les cuento u otras aunque, digo yo, si la principal interesada así lo explica, ¿por qué dudar de su palabra? Con reporteros esperando a las puertas de su casa, Gloria se reafirma en sus palabras acerca de la herencia de Rocío que, en breve, espera se solucione. "Confío en la buena voluntad de los míos aunque, lo que no puedo negar es que aún no se han cumplido todos los puntos. Faltan dos o tres asuntos por resolver".

Y en cuanto a los deseos para el año nuevo, me sumo a los de una mujer, sencilla y cariñosa, que, con una estudiante de periodismo entre su descendientes, sabe entender con benevolencia el trabajo de nosotros los informadores. "Desde chica, nunca he pedido nada. Sólo salud. Es lo mejor aunque, si me tienen alguna sorpresa preparada, lo agradezco como si fuera una niña. Por lo demás, a todos mis amigos, lo mejor del mundo". Hermoso deseo de un corazón hermoso.