La ciudad y los días

Carlos Colón

ccolon@grupojoly.com

Un fantasma recorre el mundo

Ni el día ni los lugares son casuales: la fiesta más importante del cristianismo que llena las iglesias y los hoteles

En Sri Lanka los cingaleses budistas (mayoría con un 70%) y los musulmanes (minoría con un 10%) mantienen un enfrentamiento muchas veces resuelto en una violencia que en ocasiones se vuelve por parte de ambos contra la reducida minoría cristiana (7%). Tras la cruenta y larga guerra civil terminada hace diez años, que costó 80.000 vidas y en la que los ataques suicidas dieron una nueva y terrible dimensión a los kamikazes japoneses, la violencia religiosa está volviendo: en 2018 se denunciaron casi un centenar de casos de discriminación, amenazas y violencia contra los cristianos de Sri Lanka y hace diez días la policía advirtió de la posibilidad de ataques contra iglesias. La modernidad tecnológica ha empeorado las cosas suministrando con las redes nuevos cauces para la propagación de odios étnicos y religiosos ancestrales, premodernos, bárbaros, tribales. El avance tecno-científico sin un proporcional progreso ético crea las peores formas de barbarie -recuérdese la Alemania nazi- al dar más y mejores instrumentos de odio y muerte a la bestia humana.

Ocho explosiones en hoteles de lujo y en iglesias en las que se celebraba la Pascua de Resurrección han asesinado a más de 207 personas y herido a más de 450. Ni el día ni los lugares son casuales: la fiesta más importante del cristianismo que llena las iglesias de una parte y los hoteles de otra, es decir las víctimas escogidas eran los cristianos y los extranjeros. Los terroristas asesinos han sido identificados, en principio, como islamistas ("islamistas radicales" se ha escrito reiterativa y machaconamente, ignorando que islamista es quien pertenece al integrismo musulmán; pero parece que la corrección político-buenista aconseja diferenciar entre musulmanes, islamistas e islamistas radicales).

Contra los fanáticos que asesinan matándose poco puede hacerse. Unos terroristas se han volado para provocar las masacres y otros lo han hecho -matando a tres policías- al ser detenidos. Y el ataque es universal. Esta Semana Santa Sevilla hubiera podido ser Sri Lanka, como se supo el Miércoles Santo, en la víspera de las tres jornadas de mayor concentración de público. El detenido y presunto terrorista no era ese desdichado que responde con violencia a la opresión o la marginación, sino un universitario residente con su familia en Sevilla. El fanatismo asesino no necesita injusticias que lo expliquen.

MÁS ARTÍCULOS DE OPINIÓN Ir a la sección Opinión »

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios