Una fe absoluta

"Que una universidad se crea por amor al arte es una cuestión de fe. Y la fe en la Católica de Murcia no falta"

Palabra que no la entiendo, doña Rosita. Usted que atesora títulos universitarios, tendría que ser persona de ideas cristalinas de fácil percepción. Pero yo sigo sin verlo. No sé si con la edad cada vez estoy más obtusa, o es usted quien está menos aguda y no logra explicarme por qué duda la Gerencia sobre si tiene que pedirle dinero a la UCAM por cederles 40.000 metros cuadrados de suelo municipal o dárselos gratis.

A mi difunto Fiacro, se lo comían los demonios cada vez que tenía que ceder al ayuntamiento parte de los suelos de una urbanización para que hiciera equipamientos. Luego se tomaba unos lingotazos en no sé qué boîte y se reconfortaba pensando que, sin esas parcelas, nadie querría vivir en sus viviendas y las tendría que vender baratas. Tras lo que daba gracias a Dios y a San Cucufato porque en el Plan General hubiera calificado su suelo como urbanizable y no otros. "Se trata de que ganemos todos ", sentenciaba de vuelta a casa mientras hacía eses por el pasillo. Fue con esa lógica con la que me avisó de que, rencillas aparte, el edificio de Correos lo tiene difícil para cambiar de equipamiento a hotel sin pasar por la caja municipal y dar algún suelo a cambio, para que luego lo gestionen como buenamente puedan. Haciendo colegios y centros de salud. O cediéndolo a un privado a cambio de un canon. En cualquier caso, la ciudad siempre gana: o equipamientos o suelo para hacerlos o el dinero del alquiler. Dejando al margen la opinión que merezca el edificio y la cuantía que pidan por la concesión, el hotel del puerto es un ejemplo de esa especie de mercado de alquiler.

Por eso se quedó sonado en 2012 y ya no se recuperó al leer la noticia de que se estaban planteando darle suelo a la UCAM para pusiera una sede en Málaga. "¿Por qué tengo que ceder mis suelos a la ciudad para que el político de turno se los regale a otro empresario y sea él quien haga caja?", repetía por el pasillo. En su lecho de muerte sólo tuvo fuerzas para darme un consejo: "La educación es el negocio; además de otras cosas. Si se quiere que los números salgan a cero, sólo hace falta aumentar los costes de las empresas y colaboradores que realmente lo gestionan. Así lo deben explicar en algún grado de la Facultad de Ciencias Jurídicas y de la Empresa de la UCAM. Que una universidad se crea por amor al arte es una cuestión de fe. Y la fe, que mueve montañas, en la Católica de Murcia no falta".

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