El flanco derecho

El manual de combate aconseja que si se puede, hay que devolver el artefacto al enemigo

Dedica el profesor Maximum Shemeless buena parte de sus disquisiciones a reflexionar sobre el incorrecto uso de vocablos de otras disciplinas en la jerga política; mencionando expresamente el recurrido término "bomba de humo", sacado estos días a colación con motivo de la intención del Gobierno de exhumar por decreto ley el cadáver de D. Francisco. Si la derecha española fuera mínimamente franquista (en términos militares), sabría que una bomba de humo es un explosivo cuya detonación genera una cortina de humo capaz de ocultar el movimiento de quien la lanza. Que PP Y Cs denominen la intención del ejecutivo como tal, porque oculta la debilidad del Gobierno y los temas que realmente nos preocupan, es un error conceptual propio de un sargento chusquero. Si la propuesta no ha podido ocultar la debilidad del Gobierno, que siguen viendo clara, o no es una bomba de humo o estaba más caducada que las de la Guerra Civil.

Establecida la supuesta maniobra de ocultación, el manual de combate en las trincheras aconseja que, si se puede, lo primero que hay que hacer es devolver el artefacto al enemigo (véase cualquier vídeo de manifestaciones venezolanas). Se valida el decreto, a la exhumación del cadáver solo se opuso por error una diputada del PP hace algo más de un año, y se devuelve el muerto al gobierno. Luego, debe emplearse la fuerza del enemigo en contra suya (Sun Tzu) y sentarse inmediatamente a negociar el apoyo a los presupuestos del año que viene, condicionándolo a que se convierta el Valle de los Caídos en un "memorial a la reconciliación nacional como Arlington" en Estados Unidos. Que parece que es lo que echan en falta los naranjas para apoyar el decreto y envidia todo español después de ver cualquier película. Comparando la reacción del PP y Cs con lo que pasa en las de submarinos, el término adecuado habría sido el "lanzamiento de contramedidas": blancos falsos que desvían la trayectoria del torpedo enemigo. Amparándose en cuestiones de forma, oportunidad del procedimiento y posibilidades de ir más allá, la oposición lleva semanas debatiendo y justificando si se abstiene o vota en contra del decreto. Mientras tanto, sus propuestas concretas no hacen blanco en los temas que realmente preocupan a los ciudadanos. Exactamente lo que echan en cara al Gobierno de Sánchez. Con su estrategia de primero de academia, han dejado al descubierto su flanco derecho más débil.

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