Mar de fondo

Julián / Molina

El gran reto de Bendodo

LA principal conclusión que dejó ayer la constitución de la Diputación es que los únicos que tienen algo de confianza en su labor son PP y PSOE, aunque, eso sí, muy poca intención de compartir cuál es esa labor. Tan fundamental como indescifrable, al parecer. Los nuevos, en cambio, parecían estar allí un poco obligados, a disgusto, incómodos. Perdón, yo me presenté a otra cosa, no se cómo he acabado aquí. Y los de IU, como siempre, directamente no sabían dónde estaban ni que acabó la Guerra Fría.

Entre los nuevos, Rosa Galindo, de Málaga Ahora, estuvo ciertamente enojada toda la mañana, y ya en su juramento, que duró casi más que su discurso, la cosa empezaba a recordar a Mafalda ante un plato de sopa. Ira contenida, por imperativo legal, que dejó fluir en su segundo discurso, dejando claro que, más que asignarle un despacho, quizá sería mejor asignarle un sitio para acampar. Y un megáfono. No ha venido a la Diputación a hacer amigos, claramente.

Gonzalo Sichar, de Ciudadanos, demostró considerar algo más la institución, pero sin embargo dedicó gran parte de su discurso a justificar, y casi disculparse, por haber apoyado al PP. Insistía e insistía en la predisposición de Bendodo a reducir cargos de confianza, sueldos de diputados, instituciones dependientes, etc, etc, y se esforzaba en dejar muy claro además que le van a vigilar de cerca para que así sea, anunciando ya incluso una mesa de seguimiento. "La lucha eterna e inevitable del hombre contra el hombre sobre la tierra", apostillaba, en ademán de irse ya para él sin esperar siquiera a la dichosa mesa.

Por su parte, Guzmán Ahumada, el portavoz de IU, quiso dejar muy claro que está rotundamente en contra del capitalismo y de pronunciar la "s", y en ambos casos lo consiguió, sin duda. Nos habló de la crisis del sistema capitalista, la reforma laboral, las constitucionales, el pago de la deuda, los recortes, los ataques a la libertad y mil cosas más que no tenían nada que ver con la institución. Nada. Quizá por no tener tampoco ni idea de a qué se dedican las diputaciones, o quizá por haberse confundido con otro discurso, probablemente ante la ONU.

Conejo, el portavoz del PSOE, estuvo muy amable con el presidente, y muy elegante y cercano con el resto de fuerzas. Además de decir algunas cosas muy interesantes, como que "la Diputación gobierna la provincia y la provincia son sus municipios. La Diputación tiene sentido si cumple con los municipios, porque así cumple con la provincia". Que, obviamente, no sirvieron de nada para entender el papel de la Diputación.

Finalmente, Caracuel, la portavoz del PP, y el propio Bendodo, como presidente, se centraron en los logros de los últimos cuatro años, que no han sido pocos, ciertamente, y en los retos para el futuro, que no tenemos ni idea de cuáles son. "Hemos arreglado mucho de lo que no funcionaba. Hemos puesto a punto la institución para afrontar nuevas metas", resaltaba el propio Bendodo. Y quizá sea ése precisamente su gran reto para estos cuatro años, explicar cuáles son las metas de una Diputación, que tras tantos discursos interminables de unos y otros no nos quedaron ni lejanamente claras.

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