Cambio de sentido

De eso no se habla

De camino a la cena de esta noche habrá quien le lea la cartilla a los suyos: "De esto no se habla"

Deeso no se habla es el nombre del proyecto de las escritoras Laura Casielles e Isabel Cadenas, elegido entre miles por PRX Google Podcast Creator. Consiste en hablar y dar que hablar -y dejarlo grabado y descargable- de lo que no se habla. Cuando supe de ello les escribí para darles las gracias por la idea. Lo que no se habla es agua pútrida, herida que cicatriza sin sanar dentro de cada cual, de las familias y de la sociedad entera. En Teoría de la Comunicación se llama espiral del silencio a la opinión dominante -no tiene por qué ser mayoritaria- que acalla a las demás; cortina de humo, al tupido velo que saca del foco los asuntos de los que no conviene que se hable, y agenda setting a la conjunción de temas de los que se habla y que tantas veces vienen marcados por la conveniencia del poder. Quienes detentan el poder ya no nos imponen qué pensar sino, sutilmente, sobre qué pensar. Quienes hablan de lo que no se habla son impertinentes; hay que ridiculizarlos o intimidarlos para que callen. Quienes siempre han impuesto su palabra juegan a hacerse las víctimas de quienes les contradicen.

En ámbitos más íntimos se repite la misma lógica. "Lo que no nos hacemos sedimenta/ en la carne/ endureciéndola", escribe la poeta Miriam Reyes. También lo que no nos decimos "se apila/ en los rincones como una montaña/ de cajas". No hace falta que nos adviertan de que "eso no se dice", ya sabe cada cual que si habla de lo que no se habla puede provocar una explosión directamente proporcional a la magnitud de lo que estaba callado. La ley del silencio hace invisible lo que toca. "En inglés isabelino llamaban nothing a lo que ellas tenían entre los muslos", recuerda otra poeta, Erika Martínez. Alguna vez nos hemos tenido que conformar con decir "las cosas que nunca te dije" al hueco que dejó quien no tuvo el valor de hablarnos y escucharnos. Hasta hablarle al aire tiene un efecto reparador.

De camino a la cena de esta noche habrá quien le lea la cartilla preventivamente al marido, a la hija o hasta al Espíritu Santo: de esto, esto y esto otro no se habla. Llamamos tener la fiesta en paz a guardarnos lo que sentimos o pensamos si no es conforme con lo que se ha de sentir y pensar. Después resulta que el problema es de los políticos, que no saben dialogar. En nada se parece el silencio que se hace dentro para recogernos y el "¡Silencio, silencio he dicho!" de Bernarda Alba. Que 2020 nos traiga habla indócil, silencio interior y letra clara.

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