Mitologías Ciudadanas

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Un héroe de nuestro tiempo

Los tiempos ya no están cambiando, como cantaba en los 60 Bob Dylan; los tiempos cambiaron (para bien y para mal, como suele suceder con estas cosas). No nos vamos a referir a los parabienes que los cambios del tiempo nos trajeron. Para mí son evidentes. No soy un nostálgico. Lo cierto es que, el cambio, también nos trajo sus "paramales". Cada época pare sus propios héroes, personas que encarnan de singular manera la quintaesencia de los valores prominentes para una sociedad concreta en un momento determinado. Hombres y mujeres que han realizado alguna hazaña, que buscan la aventura, que con coraje y determinación responden a un llamado, a alguna circunstancia de su destino que ni deben ni pueden eludir, sin miedo a la muerte ni a las adversidades. Así, hoy día, héroes como Guzmán el Bueno, Hitler, Stalin -por poner solo algunos ejemplos- serían más que cuestionable. De igual manera, personas que en otros tiempos y circunstancias habrían pasado desapercibidas, incluso odiadas y despreciadas, en la actualidad podrían encarnar el papel de héroes (piénsese, por ejemplo, en los concursantes de Supervivientes de Tele5). Así que vamos a referirnos a un héroe de nuestro tiempo, un héroe "corriente", un trabajador- conductor de vehículo de turismo con conductor (VTC), según nos informa el periódico Málaga Hoy-. ¿Y qué hazaña ha realizado nuestro héroe? Gastarse 1.800 euros, frutos de la recaudación de su trabajo y de la venta de una moto, en una orgía de sexo y drogas que duró 15 horas y, luego, acudir a la policía con el cuento de que había sido secuestrado y obligado a consumir las susodichas drogas y a fornicar orgiásticamente una y otra vez durante esas 15 horas referidas. ("¡No le pido que lo mejore, solo que lo iguale!" -me refiero no solo a la supuesta hazaña o a esa activa erección de 15 horas, supongo que con sus pertinentes vaivenes, sino al cuento que contó y a la tontura de creerse su propio cuento. "Ande, intente igualarlo…").

Sí, cambiaron los tiempos, y el cambio también nos trajo lo insulso, el simulacro, la moda, los estúpidos best-seller, las canciones de verano, lo kitsch, lo zafio, el capitalismo de consumo (que no solo produce objetos más o menos precisos sino que crea necesidades y objetos que supuestamente satisfacen esas supuestas necesidades); un tiempo desvitalizado en el que todo puede ser simulado (las emociones, el amor y el odio, la heroicidad, la rabia…), un tiempo en el que todo se pierde o puede perderse en la balanza del valor (del precio), del mercado, de la decoración, de lo bonito; tiempo de horteras y de payasos, tiempo en el que el esfuerzo y el trabajo bien hecho apenas valen nada. Y, bueno, para qué seguir. Los dejo disfrutando de este héroe de nuestro tiempo.

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