La colmena

Magdalena Trillo

mtrillo@grupojoly.com

¡Es la inflación, estúpido!

Las empresas planean ya subir precios por el aumento de costes pero, de los salarios, ni se habla

Imagino que será efecto del redondeo, pero pagar tres euros por una caña y más de uno por un paquete de leche duele. Lo frustrante del redondeo, y ya lo sufrimos con la entrada del euro, es que llega a todos los productos salvo a nuestros bolsillos. Ni los salarios suben ni los impuestos bajan. Es una cuestión de Estado, nos dice Pedro Sánchez, de sentido de la responsabilidad y hasta de solidaridad. Bien. Pero entonces afrontemos el debate sin dejarnos atrás ningún actor del tablero económico. Me explico.

Pensando en el interés general, en el bien común, los ciudadanos podemos entender que toca hacer un sacrificio. ¿Pero no llevamos meses haciéndolo? Engordando los "beneficios caídos del cielo" de las eléctricas, reorganizando la cesta de la compra (las subidas van del 183% de la pasta al 303% del aceite), limitando los desplazamientos por la ruina de la gasolina y tirando de ahorros.

El debate sobre los impuestos nos lo hemos cargado antes de empezar. El nuevo PP de Feijóo lo ha situado en el eje de sus recetas para España pensando en recuperar Moncloa dentro de un año y, por supuesto, en mantenerse en Andalucía. En un clima de crispación política y electoral, solo hay espacio para la discusión maniquea.

Nos dicen también que la presión fiscal en España es de las más bajas de Europa (correcto) pero se olvidan de que también lo son nuestros salarios. Y así llegamos a otro tema tabú: mientras las empresas anuncian una fulminante subida de precios por el aumento de costes (o trampean los gramos), los economistas más mediáticos del país nos alertan de que hacerlo con los sueldos sería "suicida". ¿Tampoco se puede debatir? Atrevámonos entonces a preguntar por qué hay tanta distancia entre la recaudación teórica y la real, por qué somos líderes en fraude fiscal y economía sumergida y, tal cual estamos descubriendo a golpe de escándalos, por qué España es un paraíso para los comisionistas. Del rey emérito a Piqué. Y con una tozuda realidad: que reducir la brecha fiscal y avanzar en un sistema de impuestos más progresivo (que paguen más lo que más ganan) es una auténtica utopía. Porque falla el sistema en origen y porque, sea delito o inmoral, siempre se lo saltan los mismos.

Pero sí. Ni la economía, ni la política. ¡Era la inflación, estúpido!

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