el poso de la prosa

Cristóbal Villalobos

Los inmorales

LA reciente contienda fratricida socialista nos ha regalado la oportunidad de comprobar, como si de un laboratorio social se tratase, cómo la política y la sociedad española adolecen de tres grandes cualidades: liderazgo, sentido del Estado y, fundamentalmente, rigor y nivel intelectual.

A la decadencia moral y económica de nuestro país se ha sumado un declive aún más doloroso y preocupante, un declive intelectual, que no es más que la consecuencia lógica de nuestras políticas educativas de las últimas décadas.

Hace poco, en una de esas tertulias infumables que siempre están de moda, un viejo profesor recordaba una anécdota ocurrida en su clase. Una mañana pidió, a uno de sus más avezados alumnos, que enumerase a cinco intelectuales españoles de valía y relevancia social. Ante el silencio del alumno el profesor concluyó: no existen en la actualidad.

Aunque pueda parecer exagerado y aunque, quizás, existan hasta cinco intelectuales de importancia en nuestro país, el asunto es que, ahora mismo, reconozco que es casi imposible enumerarlos. Nunca en nuestro país hemos estado en manos de personas menos preparadas y nunca los intelectuales han pintando tan poco como hoy en día.

Cuando ZP le dijo a Sonsoles, el día que llegó a la Moncloa, que cualquier español podía ser presidente del Gobierno, tenía entonces toda la razón, quizás fue una de las pocas cosas lúcidas que dijo durante estos años. Se llegó de esta manera al gobierno de las pajines y los blancos, en los que igual que cualquiera podía ser presidente, cualquiera podía ser ministro.

Y de aquellos lodos, ya antiguos, estos polvos. El congreso socialista, lejos de constituir la regeneración política e intelectual de un partido naufragado, ha constituido la consolidación de esa mendicidad intelectual a la que, por desgracia, nos tienen acostumbrados. Cada vez que hablan… sube la prima de riesgo.

El nuevo Gobierno nos ha traído ministros más preparados, con estudios y con experiencia profesional. Pero por los pueblos de España desgobiernan políticos con escasa preparación y, lo que es más grave, que han perdido el sentido de la realidad mientras se veían envueltos en los oropeles de los poderes municipales y/o autonómicos.

Hoy se presentan algunas listas electorales, al Parlamento andaluz concretamente, y no puedo dejar de recordar aquellos versos del genial tango de Enrique Santos Discépolo, y que cantaran desde Gardel a Serrat: "Hoy resulta que es lo mismo ser derecho que traidor, ignorante, sabio o chorro, generoso, estafador... ¡Todo es igual! ¡Nada es mejor! Lo mismo un burro que un gran profesor… Los inmorales nos han igualao".

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