Diccionario de campaña

La insidia, algo más que una descortesía

La política es, por lo general, a cara de perro. No obstante, hay que admitir que los candidatos de Málaga están desplegando una campaña respetuosa

Cortesía.- Demostración de respeto, atención o afecto a otra persona. Es, por supuesto, una virtud admirable. Los calendarios de sobremesa siempre han recogido frases ponderando la cortesía de gente como Confucio, Cicerón, Voltaire o Pertini, honrando a quienes se proponen hacer la vida más amable. Es lógico. Algunos elogios de la cortesía provienen de políticos, quizá porque en política es particularmente infrecuente. De hecho, se habla de cortesía parlamentaria para referirse a la costumbre de guardar algunas formas, puesto que las demás formas no se guardan. La política es, por lo general, a cara de perro. No obstante, hay que admitir que los candidatos de Málaga están desplegando una campaña respetuosa, básicamente dentro de las reglas de cortesía. Se hace hasta raro. Se diría que no pelean contra los otros, sino cada cual contra sí mismo.

Insidia.- Artificio engañoso para causar daño a alguien, por sintetizar lo de la Real Academia. En campañas electorales es habitual entre candidatos y candidaturas, aunque menos frecuentes en el ámbito local, donde rige cierto clima de cortesía entre los aspirantes a la alcaldía. Claro que siempre se corre el riesgo de que caiga un líder de Madrid con el estilo áspero de la Corte. Ha sucedido con Casado. De hecho, el alcalde había tratado de evitar la visita de Casado, pero Casado no ha querido evitar la visita a De la Torre. En definitiva, es el alcalde de la mayor ciudad gobernada por el PP. Y Casado no defraudó. De su repertorio de insidias, se sacó la afirmación de que Ciudadanos ya ha llegado a un acuerdo con el PSOE en Málaga. Caray, ¿y ese es un pacto secreto descubierto por el CNI? ¿O será una filtración del exterior del Mi5 o del Mosad? ¿O sencillamente es un invento? No hay nada para sostener esto. Juan Cassá sólo ha confesado abiertamente que no pone veto previo al PSOE, como sí se hizo con Sánchez. Eso es todo. Así pues, hasta donde se sabe, Casado miente. Claro que se entienden sus nervios tras el fracaso del 28A: Málaga es ahora la mayor ciudad en que gobiernan, y le inquietará que pase a serlo Murcia. De momento hay que admitir que su insidia ha tenido éxito, obligando al candidato de Ciudadanos a ponerse a la defensiva, y por eso repite a cada rato que su deseo es mantener el pacto con el PP. Claro que, ya tengan o no éxito estas insidias, los trucos de la posverdad –que siempre se denominaron, sin más, mentiras– envilecen una campaña de tono hasta ahora aceptablemente respetuoso.

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