Los intocables

Ante las personas con discapacidades físicas e intelectuales hay que ser naturales y sencillos

En España hay casi cuatro millones de personas con discapacidad y dependientes. Sí, son esas personas con las que la sociedad aún no parece haberse acostumbrado a convivir. Si se puede ordenar un poco esta reflexión, se les sigue llamando minusválidos, deficientes, inválidos, retrasados, tullidos o incapacitados. Estas palabras les hacen daño y debemos evitarlas ya que un minusválido no quiere decir ser menos válido o menos útil. Discapacitado quiere decir que la persona no puede hacer nada por sí misma, pero hay muchas cosas para las que están capacitados. Para hablar de discapacidad debemos aprender las palabras, obras y gestos correctos: lo oportuno es denominarlas "personas con discapacidad" y "personas con diversidad funcional". Estas palabras nos dicen que tienen discapacidad sólo para alguna cosa, pero no para todas las cosas.

Si esta semana hemos sido empapamos por una sensacional campaña para meternos en los ojos de una persona con Síndrome de Down también debemos saber que las personas con diferentes capacidades tienen su propio carácter y mirada. Tal como hemos aprendido que en realidad la trisomía de cromosoma 21 guarda el secreto de la eterna bondad, a las personas con discapacidad debemos mirarlas y hablarles sin miedo. Saber qué necesidades requieren y, antes, preguntarles lo que necesitan en caso de que usen muletas, silla de ruedas, sean invidentes o sordomudas. Preguntarles cómo quieren ser ayudados mirándoles a los ojos desde su propia altura a quienes estén en silla de ruedas. Tenemos muchos temores porque desconocemos cómo se camina a su ritmo, a su lado. No nos debe preocupar pedirle que nos repita lo qué ha dicho a una persona que tenga dificultad en el habla. Es bueno pedirles que nos expliquen las cosas de otra manera, con imágenes o por escrito.

Frente a los discapacitados para ver, hay que presentarse diciendo nuestro nombre y si tenemos que hacer un recorrido se lo vamos describiendo cogidos del brazo. En resumen, hay que ser naturales ante las personas con discapacidades físicas e intelectuales. Estos casi cuatro millones de personas están siendo apoyadas, fundamentalmente, por el Consejo Español para la Defensa de las Personas con Discapacidad y de las Personas con Dependencia, que aúna a casi 5.000 asociaciones, centros, escuelas de educación especial, entidades que viven de la beneficencia y de la ayuda de la Iglesia católica. La ley de Dependencia cumple 10 años sin presupuesto ni respaldo político para facilitar la vida estos casi 4 millones de españoles.

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