El justiprecio de Neymar

En el fútbol de elite hay más corrupción que en la política. Se cobran las comisiones sin disimulo

Acasi todo el mundo le ha parecido escandaloso que el Paris Saint Germain abone al Barcelona los 222 millones de la cláusula de Neymar. En realidad, los pagó Nasser al Khelaifi, con la tapadera de la sociedad que creó el jeque de Qatar, un estado que ha sido boicoteado por sus vecinos árabes, acusado de financiar a grupos terroristas; además de conseguir el Mundial de fútbol de 2022 con sobornos más que presuntos. Si bien es cierto que no sólo financian al equipo de París, ciudad tan castigada, sino que también lució su publicidad el Barcelona, cuando Sandro Rosell (condenado a pena de cárcel por otros tejemanejes) era presidente. Rosell fichó a Neymar en una operación en la que ocultaron, como mínimo, 40 millones de euros.

En el fútbol de elite hay más corrupción que en la política. Se cobran las comisiones sin disimulo. El Barcelona acordó, en octubre de 2016, el pago de 40 millones de euros al padre de Neymar para que el chaval ampliara su contrato. Ya le abonaron 14 millones al papá, y le restan 26, que ahora le niegan por incumplimiento. El pasado 1 de julio, precisamente, la cláusula de Neymar subía a 222 millones. Un mes después, los ha pagado el equipo parisino del jeque catarí, que además le prometió 50 millones al papá y 30 millones netos por temporada al futbolista. Macron ha felicitado al Paris Saint Germain. El ministro de Hacienda francés se alegra porque Neymar pagará sus impuestos en Francia. Montoro calla...

El justiprecio de Neymar parece exagerado, aunque depende. Por compararlo con obras públicas andaluzas, resulta que 222 millones es menos de la mitad de lo que costó el nuevo puente de la Bahía de Cádiz, que se calcula en 480 millones. Es como el doble de las Setas de la plaza de la Encarnación de Sevilla, que costaron 102 millones, aunque después se dijo que saldrán por 140. Es más caro que el último tramo de 10 kilómetros Castell de Ferro-Carchuna, de la autovía Málaga-Almería (considerado el de más alto coste por kilómetro de Europa), que se estima en casi 150 millones.

Neymar no está al nivel de Messi, ni es tan decisivo como Cristiano, pero es el futbolista con más sentido de la fantasía. En Francia, recibirá menos de la mitad de las patadas que le daban en España. Aquí los defensas tuercebotas consideraban "una provocación" que los regateara. Es el último mago del fútbol. Y es probable que termine en el Real Madrid, dentro de dos o tres años. Su padre es un ambicioso, un tipo de esos que no se conforman con nada.

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