El alcalde de Málaga tiene por costumbre llevar personalmente y en el máximo sigilo cualquier negociación de los proyectos que considera prioritarios. Eso supone que en la mayoría de las ocasiones deja fuera del proceso a los concejales de las áreas. Así sucedía con el Thyssen o el Pompidou, por citar algunos ejemplos. Y así ha pasado ahora con los contactos con el Hermitage. La diferencia es que la concejala afectada no la designó él porque pertenece al partido de Cs. Noelia Losada, delegada de Cultura, admitió hace unos días que el alcalde no la llamó para que estuviera presente en las conversaciones. "Un lapsus", dijo para salir del paso. Francisco de la Torre replicó que no había contado con ella porque "tiene mucho trabajo". Losada se ha alejado del alcalde en este asunto y ha defendido que no es hora de invertir en más franquicias museísticas y sí de conservar y mejorar el patrimonio histórico de la ciudad, como la Alcazaba y el yacimiento del Cerro del Villar. El regidor soslayó la discrepancia para señalar que el problema de Losada es que no tiene información y que el proyecto no le costará un euro a la ciudad. Y Losada ha respaldado una iniciativa de la oposición que pide más dinero para el patrimonio y nada de nuevos museos.

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