El legado y la realidad

El alcalde de Málaga ha vivido en este su último mandato de las rentas de los años anteriores. Pero quiere revalidar

El Centro de Arte Contemporáneo de Málaga, cerrado. El periodo de la concesión terminó. El inadmisible retraso para decidir qué pliego de condiciones servía para el concurso público ha provocado que todos los plazos tras el fallo final se agotaran sin designar al nuevo gestor. La decisión final sobre si se municipaliza el servicio de limpieza o se mantiene como hasta ahora con una empresa mixta, también queda pendiente para la futura Corporación. El proyecto definitivo para los edificios de los cines Astoria y Victoria también deberá esperar. El parque Repsol y la anunciada consulta jamás se materializó. Los esfuerzos de estos últimos cuatro años se han dirigido más a impedir que se potencie el transporte público, vía un tranvía, a un área donde en el futuro se concentrarán hasta tres hospitales más que a presionar a la Junta por la nefasta gestión de las obras del Metro al centro.

El centro es ya una burbuja turística por la que transitan "en vez de residentes figurantes", como denunciaba esta semana en una conferencia el arquitecto Salvador Moreno Peralta. Alarmado porque el casco histórico en sí se haya convertido en un producto de consumo, con la invasión de viviendas turísticas de todo tipo y el resultado final de la expulsión de los vecinos. Y eso sí que se ha concretado en este último mandato de Francisco de la Torre, que lleva años haciendo oídos sordos a los propios informes de organismos dependientes del propio Consistorio, como el OMAU. La presión del negocio de la hostelería ha terminado por imponerse con la misma velocidad con la que se pierde la esencia de la propia ciudad.

La ciudad de la cultura y los museos. El alcalde en estos últimos cuatro años ha vivido de las rentas de sus logros anteriores. Pero el dilema, una vez que el regidor ha solicitado, de nuevo, la confianza de los electores es resolver a qué examen debe someterse: al de su legado incuestionable, que le aúpan a la categoría de uno de los mejores alcaldes que ha disfrutado la capital de la Costa del Sol, o al de la realidad actual.

Su proyecto da la impresión de que está más que agotado. Su capacidad de negociación con otros grupos políticos, y sin duda a partir del 26 de mayo será esencial en la Casona del Parque, es más que cuestionable. La mediocridad de los equipos que siempre ha elegido para su gobierno, la ha camuflado con el ejercicio de un Alcaldía prácticamente absolutista. Cualquier decisión importante pasa por él. En esa guerra interna el propio PP no le ha dejado maniobrar para incorporar sabia nueva, pero tampoco le ha aportado un grupo de colaboradores consistentes. La única ventaja de De la Torre es mirar a un lado y otro y preguntar en voz alta si hay alguien mejor.

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