El lenguaje agresivo

Parece que el éxito electoral de la presidenta de Madrid invita a sus compañeros de partido a imitarla

Es evidente que la decisión del Ministerio de Sanidad de establecer unas normas de obligado cumplimiento sobre la desescalada en la hostelería no ha sido acertada. La total y reciente rectificación ahorra mayor análisis. Aparte de este error, llama la atención la agresividad verbal con la que las comunidades que no votaron esta propuesta han reaccionado. No es que hayan expresado su posición crítica o anunciado recursos ante los tribunales para evitar su cumplimiento, sino que la mayoría de estos gobiernos disconformes utilizaron expresiones de tan dudoso respeto a la legalidad como la de que no acatarían la decisión o simplemente la desobedecerían. Y no crean que estas declaraciones son de ejecutivos nacionalistas o filoseparatistas, sino que gobiernos dirigidos por el PP, tan celoso siempre del cumplimiento de las competencias estatales y tan exigente e inflexible en el acatamiento de otros a la ley, son los que han utilizado estas manifestaciones. Parece que el éxito electoral de la presidenta de Madrid invita a sus compañeros de partido a imitarla y a adoptar ese lenguaje provocativo y chulesco, sin preocuparle el grado de confusión y desconcierto que esta desafiante actitud puede causar.

A esta carrera de frases hirientes y actitudes provocativas parece que se ha sumado con entusiasmo la administración andaluza, que siempre buscó algún motivo para mantener un permanente enfrentamiento con el Gobierno central. En esta línea, el portavoz del ejecutivo regional, que entiende las ruedas de prensa como el escenario ideado exclusivamente para realizar su política de propaganda, advirtió con aires amenazantes que no cuenten con ellos para hundir al sector hostelero de la región. Lamentable frase que intenta trasladar que cualquier medida restrictiva que se adopte solo tiene la finalidad de hacer daño al sector, con lo que, además, pone al propio Gobierno andaluz en una difícil posición, pues también ellos, y con buen criterio, limitaron la actividad de bares y restaurantes en aras a frenar los contagios. Lo cierto es que la defensa del sector no se hace con una liberación horaria precipitada ni con frases demagógicas, sino principalmente con las medidas que permitan rebajar los porcentajes de infectados en la región y posibilite la llegada numerosa de turistas, pero esa no parece ser la prioridad de este Gobierno que se afana en el corto plazo y en la protesta, sin atender a la subida de contagios que en estos días padece Andalucía.

MÁS ARTÍCULOS DE OPINIÓN Ir a la sección Opinión »

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios