La ciudad y los días

Carlos Colón

ccolon@grupojoly.com

Ni libre, ni neutral, ni plural

Las privadas captan audiencias para ofrecérselas a los anunciantes. Las públicas, para difundir su propaganda

Necesitamos una presidencia estable que garantice la independencia, la neutralidad y la pluralidad" han dicho los trabajadores de RTVE. Añadiendo que, por lo menos, se ha puesto fin a "una etapa negra". Pues ahora las van a pasar "moradas". Como todas las cadenas públicas, nacionales o autonómicas, gran parte de la programación de TVE incumple los fines de garantizar una información imparcial y, sobre todo, una programación de calidad que abra un espacio a la cultura, la divulgación y la creatividad. Para eso el dinero público la salvaguarda de las exigencias del mercado que arrastran a las generalistas hacia distintas modalidades de telebesura. Es tan manifiesta la voluntad de incumplir estas funciones que TVE tiene una segunda cadena supuestamente cultural y divulgativa que deja las manos libres a la primera para que los contribuyentes paguemos los llamados talent show para ver cómo guisan y bailan los famosillos, hacen gorgoritos los aspirantes a cantantes o cosen aspirantes a modistos.

El problema es que todos los partidos, unos con mayor disimulo y otros con menos, utilizan las cadenas públicas (y TVE con más saña, por ser de cobertura nacional) como si fuera su ministerio de propaganda. Para ello necesitan engordar las audiencias (porque si no, ¿a quién se manipulará?) y para lograrlo tienen que recurrir a programas que compitan con las privadas. Este es el bucle. El negocio de las cadenas privadas, que viven de la publicidad, es captar audiencias para ofrecérselas a los anunciantes. El de las cadenas públicas es captar audiencias para hacerles llegar sus más o menos disimuladas estrategias propagandísticas (a veces, caso de TV3, nada disimuladas). En esto, PP, PSOE, Podemos y todos los demás son iguales.

Véase lo que ha pasado en RTVE. Primero, el agradecido Sánchez intentó regalársela de tapadillo a Podemos. Nadie olvide el tuit de la directora de Público: "El lunes me llamó Pablo Iglesias para decirme que el presidente Sánchez y él habían alcanzado un acuerdo para que los nombramientos de RTVE dependieran de Podemos". La locuacidad malvada de Iglesias lo frustró y ha conducido al apaño que no garantiza, sino todo lo contrario, la independencia, neutralidad y pluralidad que piden los profesionales de la casa. Los que tienen que estar preocupados son Cuatro y La Sexta. Por la competencia sectaria.

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