Crónicas levantiscas

Juan Manuel Marqués Perales

Otro liquiliqui

NORUEGA contribuye a la irreversibilidad del proceso de paz en Colombia. A pesar del referéndum fallido, y precisamente por eso, el Nobel ha recaído en el presidente Santos, que desde ahora cuenta con otro respaldo internacional para reconducir la negociación con las FARC y con parte de su pueblo. Básicamente con el ex presidente Uribe, que ha ido intoxicando a los colombianos con la existencia de una trama liderada por La Habana y Hugo Chávez para hacerse con Colombia. Una amiga venezolana, de izquierdas, me confiesa que su país se aproxima a un desenlace fatal, probablemente hacia una guerra civil; la oposición le ha ganado al régimen utilizando el propio derecho bolivariano, pero Maduro, sus militares y sus corruptos siguen atrincherados y atacando.Venezuela es el espejo maldito que Álvaro Uribe ha ido paseando por Colombia. Apenas un 19% de colombianos han echado para atrás el acuerdo, ya que no votó el 62% y el no ganó por algunas décimas por encima de la mitad, lo que no invalida el referéndum pero sí llama a todos a reflexionar sobre lo justo que es reforzar las condiciones de estas consultas. Sobre lo justo se discute, la justicia perfecta no permite la paz, ha dicho el presidente Santos. Su reflexión merece que vista la guayabera blanca en Oslo, epitafio del liquiliqui que lució el otro colombiano universal.

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