Esta semana hemos tenido la oportunidad de convivir con muchas de las iniciativas que están haciendo una provincia cada vez más tecnológica. La trascendencia de la Málaga Mobile Week será medible cuando vaya consolidándose año tras año, pero en esta inauguración todos hemos querido poner nuestro pequeño grano de arena y, como siempre que hacemos algo juntos, el resultado ha sido muy positivo.

Somos un lugar al que todo le ha costado mucho esfuerzo. Ser la mayor ciudad europea que no es capital administrativa de su zona de influencia, o haber poseído en el pasado unas industrias textil y siderometalúrgica importantes, pero haberlas cedido a vascos y catalanes, han marcado nuestra impronta. Hoy la oportunidad que se nos brinda de ser una capital tecnológica de rango internacional no se debe dejar pasar y de ahí la importancia de haber mostrado a todos los ciudadanos nuestras mejores galas creativas.

Ha sido interesante poder evaluar como cada sector empresarial está imbricado con sus desarrollos científicos, mostrando al mundo nuevos dispositivos, ideas y creaciones que están revolucionando nuestro entorno. Adaptarse a este nuevo mundo del conocimiento es complejo, y exige de un reciclaje permanente y mucho más acelerado que en el pasado, pero sus curvas de aprendizaje son cada vez más rápidas por lo que tardamos mucho menos en acostumbrarnos a él. Las tecnologías que hoy son creadas en Málaga, desde la realidad virtual, la conducción autónoma o la traducción simultánea, pasando por la sostenibilidad, la accesibilidad o la eficiencia energética, crean un espacio propicio para compartir ideas y proyectos, y esa debe ser la esencia de esta semana malagueña.En los próximos años muchas de las empresas que están surgiendo triunfarán y es fundamental tener un entorno que facilite y precipite esta posibilidad. Por ello la llegada de inversores y bancos, más acostumbrados a las nuevas tecnologías que a las cartillas de ahorro, siempre será bienvenida. Y que esto se haga en una provincia que sirva tanto de lugar de pruebas como para la implantación de ideas es parte de ese "quid pro quo" constante. De ahí que deduzcamos como la creación de puestos de trabajo que se está produciendo es también parte de esas oportunidades que nos trae el presente, pero que pueden deslocalizarse si no sabemos conservar nuestros atractivos: hospitalidad, clima, cultura y apertura al mundo.