El triciclo

Javier / Cintora

Otro mapa audiovisual

LA decisión de eliminar la publicidad en TVE ha revolucionado el mapa audiovisual nacional. Cuesta trabajo creerlo cuando el año pasado emitió más de 400.000 spots, pero con esta medida el Ejecutivo pretende, o eso al menos asegura, acercarse al modelo de calidad de la BBC británica. Aquí en España se ha permitido que la televisión estatal fuera invadida por productoras privadas que esquilmaron las arcas públicas, bajaron el nivel a la estatura de sus competidores e intentaron hacer creernos que lo público es básicamente una mezcla de Mira quién baila con los partidos de la Champions. Pero las diferencias son abismales. Mientras TVE depende directamente del presupuesto general del Estado, con directivos elegidos a dedo por el poder gubernamental, la emisora británica vive del canon por televisor establecido en Inglaterra, extremo que la hace depender, de alguna manera, de los miles de ciudadanos propietarios de receptores de televisión directamente y no de un puñado de políticos sin miramiento ni pudor, capaces de poner a sus seguidores sumisos en los puestos clave. Porque audiencia y programas de calidad pueden ir de la mano. BBC 1, el canal generalista que combina una potente apuesta en información con docudramas, documentales, series de época, sitcoms o infantiles, cerró 2009 con un 21,5% de share. TVE-1 firmó diciembre con un 16,1%. En todo caso, la medida acordada por el Gobierno supone al menos la primera oportunidad para cambiar el modelo televisivo. El problema estriba como siempre en la financiación. Una televisión publica de calidad cuesta mucho dinero. Según la guía de la Unión Europea de la Radiofusión, TVE fue en 2008 la corporación audiovisual más barata. A cada ciudadano le cuesta, hasta ahora, 12,4 euros al año por los 88 de las alemana s ARD y ZDF o los 82 de la BBC.

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