8 de marzo

Quizás la sentencia de Safo, "alguien se acordará de nosotras en el futuro", esté, ahora sí, a la vuelta de la esquina

Marina y Paula, terminan Máster. Tienen un currículo impecable. Hablan varios idiomas. A Irene le queda poco más de un año para terminar su Bachillerato. Duda. Se decanta hoy por una carrera, ayer por otra, Ingeniería Genética, era la última opción... Sus notas son tan espectaculares como sus rostros, su pelo, sus ojos… Las tres son guapas. Marina en Uppsala (Suecia) se especializa en Bioinformática, Paula termina su máster de 'Genética y evolución', le gusta Farmacogenética y Medicina Genómica. Las tres son muy jóvenes. Marina acaba de cumplir 24, Paula 23, 17 cumplirá en breve Irene. Las tres saben que su primera juventud se irá estudiando, formándose, para encontrar al final ese hueco que las sitúe allá donde se reconozcan sus esfuerzos. Ellas en su mañana serán simplemente válidas en su especialidad. Ana, que sacrificó varias vidas por conseguir la formación más completa, que postula hoy por la cátedra, vivió el coletazo de unas generaciones que ponían en tela de juicio su valía porque era preciosa, llevaba minifalda y una amplia sonrisa pintada de rojo.

Marlene no ha llegado todavía a los 15. Sacrifica el tiempo libre compitiendo. Torneos locales, comunitarios, nacionales… Marlene juega en el Unicaja de Baloncesto femenino. Es una jugadora espectacular. Desde pequeña ha aprendido lo que significa el esfuerzo físico, la presión, lo justo y lo injusto. Su hermana Sara viene detrás, pisando fuerte. Tal vez terminen jugando en un gran equipo como profesionales, y el presidente del club, o el candidato a presidente del club en el que jueguen, o una candidata, estaría bien, conozca su nombre y el nombre del resto de las jugadoras. Quizás en ese futuro no pueda darse nunca un gesto de desprecio tan brutal como el de dos de los postulantes a presidente de un club como el Barça, Víctor Font y Joan Laporta, que desconocen que Andrea Pereira, Asisat Oshoala o Leila Ouahabi son jugadoras del Barça.

Quizás mañana celebremos un 8 de marzo en el que se rememore a todas las luchadoras y a los luchadores que hicieron posible que una mujer no fuese juzgada por la apariencia física, y enseñaron que no existen mujeres de verdad y mujeres de mentira, que las rubias tal vez no sean tan tontas, y que el sueldo de una jugadora de fútbol no resulte tan inmoral por lo bajo como lo es el de un jugador por lo alto. Quizás, por fin, la sentencia de Safo, "Os aseguro que alguien se acordará de nosotras en el futuro", esté, ahora sí, a la vuelta de la esquina, y Lucía, que aún no ha cumplido los 12, y no concibe el mundo sin música, vivirá en él.

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