Resignación, mucha. Pero las mascarillas han llegado para quedarse. Y con este mensaje no queda otra que acostumbrarse. El primer día en el que su uso dejó de ser recomendable para ser obligatorio en Andalucía, la mayor parte de los malagueños cumplió con el deber. Aquellos que, por el contrario, paseaban como si no fuera con ellos, recibieron, como poco, la advertencia de los policías locales que patrullaban la ciudad. Un aviso que, es de suponer, dará paso a las sanciones ya establecidas y que alcanzan los 100 euros de media.

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