Crónicas Levantiscas

Juan Manuel Marqués Perales

jmmarques@diariodecadiz.com

No más mentiras

La diversidad cromática del Congreso es una milonga, no es más democrático, como no lo son más las primarias

La pregunta obligada de la próxima campaña electoral será la siguiente: ¿con qué partidos está dispuesto a pactar y bajo qué condiciones? Y si la respuesta es la manida metáfora de plástico del tipo "salimos a ganar", "pactaré con los españoles" o "lo que quiero es aplicar mi programa", el periodista debería apagar la grabadora y mirar a los ojos del interlocutor: no soy tonto, vamos por cuatro elecciones generales en cuatro años; este cuento, amigo, se ha acabado.

Y, por favor, no me hablen del Brexit ni de los impuestos indirectos ni de la mochila austriaca ni de Cataluña, porque todo eso ya lo conocemos, sabemos cuáles son sus programas, sus propuestas de gobierno, su modo de vestir, qué lee y dónde va de vacaciones; llevamos cuatro años observándolos como estrellas. Sólo deseo saber, antes de votar o de un informar a mis lectores, con qué partidos es posible que se coaligue.

La diversidad cromática del Congreso no es más democrática que el bipartidismo imperfecto anterior, eso ha sido una milonga tan empalagosa como las primarias en los partidos. Si el sistema democrático no procura la elección de un Gobierno y un presidente, no se le puede considerar como tal, será un entretenido reñidero de gallos, poco más. Nuestro modelo electoral no fomenta el bipartidismo, no es un sistema mayoritario, sino proporcional y si se ha basculado entre dos grandes partidos, es porque la opinión pública lo decide así. Como las primarias no aseguran dirigentes democráticos, sino lo contrario: líderes blindados, caudillos, jefes sin colegio. La nueva política que nació de la indignación no nos ha conducido a nada y, sí, me atrevo a desear que el resultado de las generales del 10 de noviembre centre a este país. PP, PSOE, la misma mierda es fue un lema de rabia que no ha parido nada fértil; Ciudadanos y Unidas Podemos estuvieron a punto de relevar a PP y a PSOE, como ocurrió en Francia y en Italia, pero los errores propios de los dirigentes cool han dado al traste con esta mutación, nadie recaudó tanto crédito electoral para gastárselo en espejos donde mirarse.

Vamos a un bipartidismo mejorado, con dos partidos sistémicos que conocen el territorio español, que saben qué es gobernar y que se apoyarán en los nacionalistas o en pequeños partidos liberales y de izquierdas. La historia de esta España de los dos grandes partidos ha sido exitosa, cabal y sacrificada.

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