¿Y el metro para cuándo?

Si los nuevos gobernantes vuelven a repetir los errores, los resultados que obtendrán también serán los mismos

Hoy lunes tenemos una visita de gran trascendencia a nuestra provincia. Ya sea en el Falcon más famoso del mundo político, o por tierra con su impresionante legión de guardaespaldas, llegará a Málaga nuestro presidente del Gobierno. Su objetivo es realizar un interesante recorrido tanto por el Parque Tecnológico como por el Museo Picasso. Sin duda dos lugares muy simbólicos para Málaga, al ser ambos dependientes de la Junta de Andalucía, pero contar con los mismos responsables del pasado.

Gran parte de la organización habrá estado preocupada con el horario de la visita, porque si el coche oficial llegase por la mañana, o a la hora de salir los trabajadores del PTA, y pretendiese saltarse la sempiterna caravana iba a tenerlo muy complicado. Sería mejor entonces que Pedro Sánchez se desplazase hasta allí en helicóptero, que para eso pagamos los ciudadanos unos buenos impuestos, no vaya a ser que llegue tarde o, como nos puede pasar a los demás, que no consiga llegar. Pero en caso de que se encuentre el atasco habitual y le acompañe su compañera Susana Díaz, no estaría de más que le preguntase porqué no llega el metro a un sitio tan concurrido. Ya que él disfruta, sobre todo tras las purgas andaluzas en las listas electorales, de incomodarla un poco, lo mismo ella se ve obligada a recordar aquellas obras tan comprometidas y que dejó sin hacer.

Si el viaje en coche continúa hacia el centro de la ciudad podría pasar por la Avenida de Andalucía. Al encontrárselo todo levantado frente al Corte Inglés volvería a interrogar a su compañera de partido "¿esto lo han levantado los que gobiernan ahora? No Pedro, no, lo comenzamos los socialistas hace ya más de diez años, el problema es que nunca hemos sabido acabarlo". Después se cruzaría el Guadalmedina, otra vieja promesa incumplida, y se podría llegar al final del puerto para contemplar el terreno ganado al mar donde sigue sin comenzarse las obras. Y nuevamente surgirá el diálogo "¿pero no se iba a construir aquí un gran edificio? Si, Pedro, sí, pero para esa minitorre Peli que queríamos hacer tampoco hubo tiempo".

Al final acabará entendiendo porque la desesperación de una ciudad pudo llevar al fracaso electoral acontecido. Lo que sí tiene que tener claro es que el nivel de exigencias ha subido y que, si los nuevos gobernantes vuelven a repetir los errores, los resultados que obtendrán también serán los mismos.

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