45 minutos de eternidad

Daniel Pérez debería comprarse una tabla de surf por si acaso es verdad que le arrastra la ola

Tres cuartos de hora. El tiempo que consumió mi resistencia y gracias a que contaba con ayuda externalizada. Confieso que no aguanté más de esos 45 minutos delante de la pantalla del ordenador en el debate a cinco con los candidatos a la Alcaldía de Málaga de grupos con representación en la actualidad en la Casona del Parque, organizado por Canal Málaga. Presa del aburrimiento, abandoné. Pese a que en la televisión me entretenía con el partido del Málaga ante el Oviedo, y el resultado invitaba a combinar política y deporte con cierta tranquilidad.

Solo comparable el sopor que me invadió el que debieron soportar los oyentes de un debate que personalmente moderé en la Ser en la década de los 90. Entonces, la juventud no siempre es un tesoro a conservar, se me ocurrió encerrar al candidato socialista y alcalde en aquel momento, Pedro Aparicio, con los cabeza de lista de todas las formaciones políticas que se presentaban al Consistorio de la capital. No recuerdo si eran 12 ó 13. Fácil comprobarlo, pero mejor dejarlo en mi imaginario de aquella hazaña que resalta el concepto de democracia de Aparicio, que aceptó el reto sin rechistar. De locos. De la Torre también podría haberse enfrentado en esta ocasión a todos los alcaldables sin sufrir un rasguño. Y no porque el aspirante del PP luzca en demasía sus virtudes en este tipo de encuentros dialécticos. Pero sí suele adormecer a sus contrincantes. Datos, datos, datos. Imposible mantener una discusión seria con él.

El cabeza de lista del PSOE, Daniel Pérez, debería comprarse una tabla de surf y esperar a ver si es verdad que la ola le puede depositar en el despacho principal de la Casona. Es difícil comunicar tan mal. El de Ciudadanos, Juan Cassá, no se cansa de repetirse a sí mismo que es un vecino. Debe ser una forma de no perder su norte cuando se ambiciona el sur. Zorrilla, de Adelante Málaga, juega a fotocopia del Pablo Iglesias franciscano. Y Rosa Galindo, de Málaga Ahora, sólo insiste en que tiene agallas. 45 minutos pueden ser eternos.

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