Hace unas dos décadas que los profesionales de Atención Primaria vienen reclamando 10 minutos para atender a cada paciente. Una reivindicación que siempre se ha topado hasta ahora con agendas que les impiden disponer de ese tiempo y les obliga a hacer una contrarreloj diaria para acabar con la asistencia programada, la imprevista, el reparto de los cupos de los compañeros que no han sido cubiertos y los avisos domiciliarios que surgen. Las condiciones no sólo perjudican a los profesionales, sino que también afectan a los pacientes con más demoras y peor asistencia.

MÁS ARTÍCULOS DE OPINIÓN Ir a la sección Opinión »

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios