Más de lo mismo

Sin turistas para que gire el carrusel de bares, no hay rentabililidad para sostener el negocio. Y llegará lo peor

Treinta años dice el PSOE que los barrios de la ciudad de Málaga llevan con los mismos bancos, farolas y parques. La oposición suele ser siempre algo exagerada en sus críticas. No creo que los toboganes de los recintos infantiles permanezcan impertérritos desde hace tres décadas. En sus buenos momentos, la concejala Teresa Porras no lo habría permitido. Los socialistas escogen este argumento para defender la necesidad de que hay que proponer un nuevo modelo urbanístico y económico para la capital de la Costa del Sol.

Como enunciado teórico está muy bien. Algo oportunista si cabe. El casco histórico de la capital se hunde. Y los socialistas aparecen ahora para denunciar lo obvio: que el pequeño comercio prácticamente desapareció, que su lugar lo han ocupado las franquicias, que se ha convertido en un lugar inhóspito para vivir y apenas quedan vecinos y, como en estas mismas páginas, relataba hace unos días Pablo Bujalance, al resto de malagueños prácticamente se les ha expulsado de la zona.

Pero en enero, si la hemeroteca no me falla, antes de la pandemia, el modelo de ciudad que proponía el PSOE en la zona consistía en homogeneizar el mobiliario urbano de las terrazas. Con la mirada siempre en las urnas, no da votos cuestionar la proliferación de terrazas y preguntarse si sólo se pueden crear puestos de trabajo para camareros. Ahora la mayoría de las atracciones del parque temático del centro histórico, que durante años denunció sin éxito alguno el OMAU, un Pepito Grillo que depende del propio Ayuntamiento, no funcionan. Sin turistas para que gire el carrusel de bares no hay rentabilidad que sostenga el negocio. Hosteleros de tronío, casi pioneros, mantienen clausurados sus restaurantes y esperan una oferta interesante para darles el pase.

Si en julio vemos un ambiente mortecino, en septiembre hay competición de expertos que elevan el alcance del cataclismo que se nos viene encima. Y ya no creo que dé tiempo a desmantelar el parque para convertirlo en una zona de cultivo, ahora que dicen que la salida a la crisis pasa por potenciar el sector agroalimentario. De la Torre hizo la apuesta por esta Málaga de museos y bares y hasta que llegó el virus nadie puso en duda su éxito. El problema es que Málaga siempre se mueve por excesos y esas apuestas entrañan siempre riesgos. Sembramos turistas y durante un tiempo no hay cosecha de maletas que recoger.

La solución es el bandazo fácil. Ofertar todo el suelo disponible para que la construcción corra en auxilio. La capital lleva años enfrascada en planes estratégicos para adelantarse a su futuro pero, a la hora de la verdad, las recetas que se aplican siempre son más de lo mismo.

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