Un modelo que hace aguas

Desde hace años, el modelo educativo español es puesto en tela de juicio de forma recurrente

Desde hace años el modelo educativo español es puesto en tela de juicio recurrentemente. Cada vez que esto ocurre y se plantea la negociación, las diferentes comunidades autónomas defiende con uñas y dientes sus propios modelo y amenazan con levantarse de la mesa ante la más mínima injerencia. Pero el tiempo nos indica que algunas cosas no se han hecho bien y las muestras de desconocimiento y de odio inoculados, que subyace en algunos de dichos modelos, hacen palpable que esta competencia no ha sido bien gestionada. Y lo que en cualquier país bien organizado no sería más que una retirada temporal y una reorganización de estudios, en España se convierte siempre en una tragedia.

Sirva de ejemplo como a los niños en Andalucía se les enseña con profundidad la ubicación del Cabo Sacratif, que quizás la gran mayoría desconozca que se encuentra entre los municipios granadinos de Motril y Gualchos, pero se posterga el conocimiento del Cabo Finisterre. Evidentemente estos conocimientos localistas podían tener cierto interés, pero difícilmente se entendería gran parte de la historia del mundo ignorando el lugar donde "finalizaba la tierra". Desde ese punto de vista es comprensible que aquellas otras comunidades autónomas que, bajo la excusa de su idioma propio, provocaron una inmersión lingüística desproporcionada, hoy tengan que lidiar con una generación que rechaza todo lo externo. Y sorprende aún más que en un mundo global puedan calar estos provincianismos en las cabezas de unos docentes que se definen como ilustrados.

Pero la evolución de esos modelos ha sido variopinta. Mientras algunos tratan de alejarse de la violencia y de sembrar el germen del terrorismo, otros no paran de profundizar en las diferencias. Evidentemente cuando algunos líderes políticos opinan, sin el mínimo rigor científico, que los catalanes descienden de los franceses y suizos mientras el resto lo hacemos de los portugueses, el racismo puede campar a sus anchas. En ese sentido el hecho de transformar diversidad en supremacía ha sido típico de los regímenes totalitarios europeos, que nos llevaron a las épocas más oscuras de nuestra historia, y parece que en cada época resurgen los mismos extremistas de siempre. Por todo ello merece la pena seguir los consejos del inigualable Miguel de Unamuno cuando nos indicaba que "el fascismo se cura leyendo y el racismo se cura viajando".

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