El movimiento silencioso

Hemos empezado por el autoconsumo en los hogares y ahora nuestro horizonte se va ampliando

Si algo ha cambiado a nuestro alrededor en los últimos tiempos es el número de medios diferentes para trasladarnos dentro de nuestras ciudades. Y este año que termina puede definirse como el de la movilidad eléctrica por excelencia. Desde los patinetes, monociclos y ciclomotores, hasta los vehículos y autobuses, la revolución está servida, y ha llegado para quedarse. Por tanto, las dudas que hoy nos planteamos van a ir siendo resueltas, y esperemos que la transición sea fructífera para todos.

Desde que en 1907 la familia Merino trajese el primer automóvil a la ciudad de Málaga hemos convivido únicamente con los motores de combustión interna. Esto provoca que, ante la irrupción de nuevos medios de transporte, la sociedad esté poco entrenada a los cambios y viva con ciertas dificultades su adaptación. Los argumentos y contraargumentos acerca de estas tecnologías están presentes hoy, tanto en el diseño de nuestras ciudades como en el desarrollo de las infraestructuras necesarias. De ahí que el proceso parezca más lento de lo que realmente está siendo.Es lógico que haya que aprobar normas de conducta para que esta movilidad eléctrica sobre las aceras, carreteras y carriles bici sea limitada. Pero no debe ceñirse a los patinetes, como tanto preocupan a muchos, sino que debe aprovecharse la oportunidad para regular la velocidad y el uso de todas estas nuevas opciones, ya sea una silla de ruedas motorizada o una bicicleta con pedaleo asistido. Es evidente que hay algún que otro energúmeno que no distingue entre una vía adaptada y la acera llena de peatones a la hora de reducir la velocidad, pero si su inteligencia natural no le da para ello tendremos que optar por la inteligencia artificial para que se autorregulen los vehículos. Y este paso es sin duda posible y deseable.

Ahora queda el campo abierto a la investigación y a la innovación para ir proponiendo soluciones a los retos que todo esto nos plantea. Hemos empezado por el autoconsumo en los hogares y ahora nuestro horizonte se va ampliando. Las ciudades silenciosas y sin contaminación son posibles, si sabemos adaptarnos a ello, y aunque nos de algún que otro dolor de cabeza, la movilidad eléctrica añade esa calidad ambiental que llevamos mucho tiempo buscando. Porque como decía el periodista francés Paul Masson: "Con la palabra, el hombre supera a los animales, pero con el silencio se supera a sí mismo".

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