hoja de ruta

Ignacio Martínez

145 muertos diarios

NO todo lo que hacemos, lo que nos pasa, es peor ahora que en el pasado. La prohibición total de fumar en lugares públicos en España cumple un año, con un balance positivo. El Comité Nacional para la Prevención del Tabaquismo calcula que desde la entrada en vigor de la ley han dejado de fumar unas 600.000 personas y los ingresos hospitalarios por infarto se han reducido en un 10%. Sin embargo, cada día mueren en este país a causa del tabaco 145 personas, lo que significa 53.000 víctimas anuales. A esa cifra hay que añadir los fallecidos por tabaquismo pasivo que ascienden a 3.200, según datos de la Sociedad Española de Neumología y Cirugía Torácica.

Es un problema internacional, en el mundo hay 1.200 millones de fumadores. Y en los 27 países de la Unión Europea los cigarrillos matan a 650.000 personas al año. La UE estudia nuevas medidas contra la venta de tabaco, una legislación que no para de crecer desde 1989. La guerra al consumo empezó con la prohibición de la publicidad en televisión, siguió impidiendo el patrocinio de acontecimientos deportivos, y la publicidad transfronteriza en los medios impresos, la radio e internet. En la nueva ola prohibicionista se quiere eliminar el nombre de las marcas en las cajetillas, se duda entre suspender la venta en máquinas expendedoras o regularla más estrictamente, y se piensa incluso en impedir la publicidad del tabaco en los puntos de venta.

La Comisión Europea se dispone a presentar una propuesta en este semestre y ha iniciado una consulta con el sector. Además de limitar la promoción del tabaco, se pretende mejorar la información sobre los ingredientes de alquitrán, nicotina y aditivos que contienen los cigarrillos. La poderosa industria tabaquera intenta defenderse y el sector de la publicidad se ha puesto de uñas. Es la misma actitud de muchos consumidores que reivindican su derecho a fumar como una de las libertades fundamentales. Una posición que tiene una débil defensa: el tabaco es ya la primera causa de muerte evitable en España; provoca ya más fallecimientos que los accidentes de tráfico o los accidentes laborales.

Hace poco estuve en Praga y una diferencia importante que encontré con España fue que todo el mundo fuma en bares y restaurantes, ¡incluso en las salas de no fumadores! Resultaba chocante desayunar rodeado de fumadores o ver las cervecerías llenas de humo. Así, de golpe, la escena resultaba antigua o de país subdesarrollado. Aquí estamos mejor. La ministra Ana Mato, en un rasgo de sensatez, ha anunciado que no piensa modificar la ley antitabaco. Desdice a Rajoy. El pragmatismo se impone en este caso para salvar la salud y la vida de los ciudadanos. Bienvenido.

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