Un mundo en extinción

Nuestro mundo es el de ayer, un mundo en extinción. El que viene no será mejor ni peor, sino diferente

De la misma forma que dejaron constancia Stefan Zweig en su obra El mundo de ayer y Sandor Márai en sus Diarios al referirse a la pérdida de toda una cultura europea que se desvaneció con el Imperio Austrohúngaro, tras la Primera Guerra Mundial, estamos asistiendo a la desaparición de una forma de entender el mundo que pertenece ya al pasado. El siglo XX parece ya tan lejano y los cambios sociales y tecnológicos se suceden tan rápidos que a los que tenemos ya una cierta edad, no necesariamente muy avanzada, nos cuesta trabajo asimilar.

La educación que recibimos y la escala de valores que nos enseñaron han pasado a la historia, son cosa del pasado. El ahorro está penalizado, el respeto y las buenas formas parecen actitudes desfasadas, la humildad y la honradez no gozan de prestigio, y el trabajo y el esfuerzo no reciben incentivos. Los que pasamos del medio siglo nos sentimos timados.

Quienes hicimos el bachiller antiguo seguimos creyendo en la conveniencia de la presencia de las humanidades en los planes de estudio. Yo, que hice el bachillerato de ciencias, tuve Filosofía, Historia de España y Universal, Geografía, Historia del Arte, Latín, y doy gracias por ello. Pero esto pertenece ya al pasado. La desaparición de las lenguas clásicas y de la Filosofía de los planes de estudio no hace más que poner sobre el papel lo que es una realidad. Los aduladores y manipuladores dicen que ahora se lee más que nunca, que la generación presente es la más preparada de la historia. Ignoran que poseer un título no da la sabiduría, y menos con la cantidad de regalos docentes tan de moda, y que leer no sirve para nada cuando lo que se hace es chatear con el móvil o distraerse leyendo novelillas de tres al cuarto para las que ya se quisiera el nivel de José Mallorquí o Marcial Lafuente Estefanía. Una cosa es escribir y otra vender libros, una cosa es leer y otra dejar pasar el tiempo con lecturas insulsas.

El mundo que viene ha llegado ya. Los que pensamos de otra manera y tenemos otra forma de interpretarlo formamos parte del pasado. Somos como un rescoldo que ya no sirve para calentar la casa. Nuestro mundo es el de ayer, un mundo en extinción. El que viene no será mejor ni peor, sino diferente. Siempre fue así y así constaba ya en tablillas sumerias, papiros egipcios y estelas romanas. No hay que preocuparse. Siempre ha sido igual. Nada nuevo bajo el sol.

MÁS ARTÍCULOS DE OPINIÓN Ir a la sección Opinión »

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios