Difícil describir la cara de alegría de un niño cuando se levanta alborotado la mañana de Reyes para tomar posesión de sus regalos tan largamente deseados. Es el día de desenvolver, desempaquetar y exclamar admirativamente. Y es el día también en que los padres disfrutan tanto como sus pequeños con su alegría y se sorprenden de las cosas que pueden llegar a gustarles más.
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