Noche de zombis, brujas, fantasmas y de vivos que se ríen de los muertos. Halloween, una tradición milenaria y anglosajona, se ha hecho un hueco en el calendario festivo malagueño. Nadie puede ya dudar de su atracción. Cientos de malagueños lucieron ayer sus más tenebrosas galas y el centro se convirtió en una pasarela formada por los más variopintos disfraces.
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